En memoria de los seres queridos

Los padres nunca están preparados para la muerte de un hijo. Por el ciclo normal de la naturaleza, son los hijos quienes deben decir adiós a sus progenitores cuando llega la hora del retorno al más allá. Por ello, es digno de destacar el acto de encendido de velas y lanzamiento de globos luminosos que harán hoy miles de familias en memoria de niños, adolescentes y jóvenes que tan prematuramente dejaron este mundo.

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Este domingo 11, aproximadamente a las 19:30, cuando el sol se va ocultando tras el horizonte, en la Costanera de Asunción, se espera que unas diez mil personas participen en un acto de recordación y homenaje a los hijos fallecidos.

Habrá un pesebre viviente, actuación de coros de niños y de personas mayores, con villancicos y temas de esperanza en una vida mejor. Las familias concurrirán con las fotos de sus seres queridos fallecidos. En el momento culminante, se encenderán las velas y se lanzarán al aire los globos de Cantoya, que son luminosos y pueden contener una carta al hijo o hija que ya retornó al lugar especial de donde venimos.

Quienes pasaron por la dolorosa experiencia de perder a un hijo, no pueden evitar preguntarse por qué ocurrió tal tragedia familiar. No importa si la muerte sobrevino luego de una larga enfermedad, por un infarto inesperado, un accidente de tránsito o, incluso, por una decisión del propio fallecido. A veces, tras el deceso, los padres empiezan a cuestionarse si en qué fallaron, qué hicieron mal o por qué no vieron venir el proceso que acabaría con la vida de sus hijos.

No hay respuestas para estas interrogantes. Si uno es religioso, puede considerar que el Señor se llevó al niño o joven por alguna razón que solo Él conoce. Si no eres creyente, el dolor sigue siendo el mismo y quizás busques consuelo en que la naturaleza tiene sus propias reglas y la muerte de los seres humanos es una de ellas, independientemente de la edad que tengan.

Desde otra perspectiva, la cruel realidad de que hay muchos nenes y niñas que fallecen nos debería inducir a que valoremos mucho más a los hijos que todavía están con nosotros. Aunque tener hijos sea parte del ciclo natural de la vida, nunca está de más demostrar a nuestros descendientes lo importante que son en nuestras vidas y lo mucho que los queremos, a pesar de los defectos, problemas y diferencias que podamos tener con ellos.

El mundo contemporáneo no es muy propicio para fomentar el amor entre los miembros de una familia hoy. Las múltiples actividades, el trabajo, la televisión, los celulares, los intereses particulares, y muchas otras cosas conspiran contra la armonía y la integración familiar. Acordémonos que en vida, hermano, en vida, debemos demostrar nuestro amor.

Con mucho dolor, con nuestras mentes acogotadas por la pena, hoy recordamos a nuestros hijos fallecidos y quizás, si nos atrevemos, tendremos la oportunidad de decirles ahora lo que antes no pudimos. Encendamos una vela y lancemos al cielo un globo luminoso aunque sea con una esquela que diga: “Hijo, hoy te queremos tanto como ayer; estás con nosotros, siempre”.

ilde@abc.com.py

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