Enfrentamiento en país de maravillas

El último año de la actual legislatura, que empieza a rodar oficialmente el próximo sábado con el mensaje que dará el presidente Horacio Cartes al Congreso, viene cargado de conflictos, polémicas y divisiones en el ámbito político que dañan, más de lo que ya está dañada, la endeble institucionalidad del país.

Cargando...

El escenario es propicio para quienes priorizan sus planes e intereses particulares por encima del cumplimiento de las leyes y la Constitución y quienes asumen con convicción aquello de que el fin justifica los medios.

Un pequeño repaso de los acontecimientos políticos de los últimos meses nos muestran el tenaz intento de aprobar la reelección presidencial, inexistente en nuestro sistema político, impulsada por una campaña de firmas, muchas de ellas falsificadas; las sesiones realizadas en el Senado en forma subrepticia para aprobar la enmienda constitucional y el clima de amenazas de violencia en el Parlamento que terminó con el atropello e incendio de la sede y el asesinato del joven dirigente Rodrigo Quintana, a manos de la Policía, en el local del principal partido de oposición.

Estos y otros hechos contribuyeron a instalar un ambiente enrarecido de enfrentamientos. Antes que intentar apaciguar, algunos dirigentes políticos, empezando por el presidente de la República, decidieron avivan las diferencias, como si calculasen que esa situación es la más propicia para sus objetivos.

En los últimos meses, continuó además la seguidilla de asesinatos mafiosos en la zona fronteriza con Brasil que muchos parecen tomar como acontecimientos ocurridos en algún lejano país y no en Paraguay.

Los hechos nos empujan a un ambiente viciado, al que algunos pretenden aparentemente acostumbrarnos para las cosas más graves que pueden venir después.

En estas condiciones, la campaña proselitista que se viene estará marcada por el antagonismo. Suele ser así, solo que ahora seguramente se acentuará.

En el partido oficialista, dirigentes de los dos sectores enfrentados manifestaron su predisposición a un “abrazo republicano” luego de las elecciones internas, conscientes de la necesidad de llegar unidos para las elecciones generales de 2018. Sin embargo, esa intención puede chocar con una realidad difícil de superar: la evidente falta de voluntad del cartismo y en particular de su líder, Cartes, de aceptar una eventual derrota electoral interna.

El temperamento y ciertos antecedentes del mandatario llevan a pensar que no dudará en pisar las reglas, lo cual incluye hasta la posibilidad de un fraude en las urnas para asegurar la victoria de su delfín. De darse ese escenario, es muy posible que el partido no logre la mentada unidad.

Los partidos de oposición no logran, más allá de discursos poco convincentes, avanzar en la búsqueda de un consenso que les dé posibilidad de enfrentar con un candidato único al oficialismo. Los plazos se acortan y, por más que a último momento los una la necesidad, no será muy creíble para un electorado cada vez más crítico y decepcionado por la actuación de sus dirigentes.

No sabemos si Cartes, en su mensaje del sábado, elegirá pintar un país de maravillas, de obras que se realizaron (sin mencionar que algunas hacen agua) y las que se realizarán. 

O, si preferirá ser sincero –como lo fue su frustrado candidato a gobernador, el animador Rubén Rodríguez, al confesar que acordó una prima y un sueldo con el mandatario– y expondrá sin rodeos el enfrentamiento con sus rivales internos de la ANR y con la oposición.

Cualquiera sea su discurso, la realidad política que vive ahora nuestro país es difícil de ocultar.

mcaceres@abc.com.py

Enlance copiado
Content ...
Cargando...Cargando ...