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Miles de bosques son derribados en el Paraguay, en la actualidad. El Chaco últimamente se está quedando pelado y con la desaparición de los bosques nativos, la fauna tiene que emigrar o extinguirse y la flora también muere, perdiéndose valiosas especies y causando desastres. Los mosquitos vienen a la ciudad y se propaga el dengue, la fiebre amarilla y la leismaniasis, amén de otras enfermedades antiguas y nuevas.
Los ríos, arroyos y lagos se hallan contaminados con deshechos industriales y basuras que se tiran en los cauces, con absoluta inconsciencia. La gente ya no se puede ir a bañar ni lavar la ropa ni beber en esos cursos hídricos. Lo que antes, en nuestra niñez eran aguas limpias y cristalinas, hoy son turbias y envenenadas. El famoso lago azul de Ypacaraí, solo es de ese color, en la guarania de Don Demetrio Ortiz, hoy por hoy, esta enfermo y putrefacto. Dicen las autoridades que costará millones de dólares limpiarlo; mientras tanto se sigue contaminando. Otros ríos y arroyos, se contaminan directamente con químicos y transgénicos, matando a los animalitos y enfermando a las personas.
La gente se pregunta por qué la flor de coco ya no tiene su olor característico; la piña, el melón o el tomate se pudren rápido o la sandía perdió su dulzor de antaño. Muy sencillo, las transgresiones a las leyes naturales han degenerado su estado original. Los transgénicos son un claro ejemplo y ni que decir de la utilización se químicos y venenos en los insecticidas, que llegan a causar terribles enfermedades.
El suelo está acidificado y muy desgastado. Según Lynnus Pauling, dos veces premio Nobel, los alimentos ya no contienen zinc, magnesio, selenio y manganeso, minerales esenciales para el organismo, precisamente por la tierra empobrecida. También el largo camino que recorren los productos hasta llegar a los puestos de ventas, les afecta en su valor nutricional, es decir, en su calidad.
Ante esta situación lo único que nos queda es la educación y tomar conciencia. Los ambientalistas nos anuncian eventos apocalípticos, que ya estamos sufriendo. Inundaciones, sequías, terremotos, ciclones, tormentas y volcanes ya están arrasando el planeta. Nuestra salud y calidad de vida depende de los conocimientos y las informaciones que poseamos. Y las acciones que emprendamos. Todos tenemos que ser guardianes de la naturaleza. Cuidar el agua, la tierra, los árboles, los animales y los alimentos. Todos somos criaturas del Señor y tenemos que convivir en perfecta armonía. Al desestabilizar el ambiente, por ignorancia o por codicia, atentamos contra nuestra salud y nuestra propia sobrevivencia en este planeta, que es la casa común de todos los seres vivientes que lo pueblan y lo hacen maravilloso, como el mismo paraíso terrenal. No hagamos de él un sitio inhabitable.
blila.gayoso@hotmail.com