Cargando...
Practicaban la minga en los cultivos para el autoconsumo, ya que lo primero era labrar la tierra para conseguir el alimento.
Además, se ayudaban para la construcción de las primeras casas con pared y techo de tablillas, que hasta hoy mantienen en la memoria y en fotografías en blanco y negro.
Nunca se rindieron ante las adversidades y jamás pronunciaron la frase: “No se puede”. Bastaba con sentir la necesidad y ponían manos a la obra; se reunían, debatían la situación, elaboraban los proyectos y después desarrollaban.
En 1980 constituyeron la “Asociación Japonesa” para trabajar, a fin de consolidar el desarrollo de la colonia. La asociación administra el servicio de agua potable, la escuela japonesa, el sanatorio Yguazú, el parque ecológico Pikypo, que es uno de los lugares turísticos más visitados de la región, entre otros. Además, asiste a organizaciones ciudadanas a través de la Comisión para el Desarrollo de Yguazú.
Otro fruto de esa unidad y del trabajo incansable de sus habitantes es la existencia de la Cooperativa Yguazú Agrícola, que actualmente es el pulmón económico de la zona, y su principal rubro de producción es la soja, el maíz y el trigo. Cuenta además con silo propio, un molino harinero, una estación de servicios y un supermercado, todos bajo su administración y al servicio de la ciudadanía yguazunina.
Aquellos pioneros ya no están, pero la unidad, el deseo de superación, la autogestión, el trabajo mancomunado y transparente, aún persiste en los pobladores. La XVIII edición de la Expo Yguazú, donde alrededor de 80 empresas del sector agrícola, industrial, comercial, artesanal, gastronómico y de servicios exponen sus servicios, es prueba de ello.
Sin duda, un ejemplo de desarrollo para el país.
sara.fleitas@abc.com.py