Inútiles

Dicen algunos que para sacar adelante a nuestro país, el principal problema que tenemos que superar es el de los corruptos que abundan en todas las esferas. Coincido en que ese es uno de los grandes retos, pero no el principal. El problema más importante que debemos resolver es el de los inútiles; el de esos seres que con su incapacidad y sus actitudes indiferentes, negativas, conformistas, derrotistas y deprimentes, son los responsables de que nos mantengamos en el fondo, en muchos aspectos del desarrollo municipal, departamental y nacional. Es más, estoy convencido de que los corruptos no existirían si no existieran los inútiles incapaces de descubrirlos, denunciarlos, investigarlos y sancionarlos como corresponde.

Cargando...

Está suficientemente probado que los más resonantes éxitos logrados en el mundo por personas, empresas y naciones comenzaron siendo sueños que luego se hicieron realidad. Y también está demostrado que la tarea de convertir sueños en realidad solo puede ser eficaz cuando es asignada a quienes creen, quieren y pueden hacerlo; es decir a los mejores. Pero en este punto es crucial precisar qué entendemos por mejores, ya que a veces, quienes parecen mejores finalmente resultan ser unos soberanos inútiles. En efecto, hay personas académicamente brillantes, pero inútiles; otras de acrisolada honestidad, pero inútiles; otras extremadamente bien intencionadas, pero inútiles; otras increíblemente carismáticas, pero inútiles.

Entonces, en contraposición a los inútiles, podríamos definir a los mejores como aquellos que, además de integridad, tienen la capacidad de alinear esfuerzos y recursos para asegurar el logro de resultados directamente dirigidos al logro de una visión. La conquista de nuevas realidades es entonces una tarea reservada a los mejores, y en la que no deben tener cabida los inútiles; no solamente porque estos aunque nada hagan molestan igual, sino porque cuando intervienen son capaces de dificultar, atrasar, encarecer y hasta hacer fracasar las más prometedoras iniciativas.

Los mejores, que afortunadamente también existen en distintas Instituciones y niveles del Estado, son los que hacen que algunas cosas funcionen –hasta muy bien– a pesar de los inútiles. Pero indudablemente los resultados serían infinitamente superiores si se cumpliera estrictamente, en todos los casos, la exigencia constitucional de la idoneidad como requisito insos-

layable para ocupar cargos públicos.

Si los inútiles se mantuvieran –activos o inactivos– solamente en los círculos privados, su incidencia en nuestro destino no sería tan nefasta como cuando fungen de autoridades, administradores públicos, legisladores, magistrados, docentes, o integrantes de la burocracia pública, en donde tienen el poder de mantener por décadas problemas cruciales sin solución, aplicando una y otra vez recetas probadamente fracasadas, o complicar lo que debería ser simple, hasta llevar al borde del infarto al más paciente de los ciudadanos.

Si pudiéramos dimensionar con precisión el tremendo daño que los inútiles, por acción u omisión, han causado históricamente al Paraguay en términos de atraso en el desarrollo; avance de la pobreza; malgasto del dinero público en obras insólitas y emprendimientos absolutamente improductivos; pérdida de oportunidades de progreso; depredación y contaminación de recursos naturales; desnutrición; degradación de la calidad de la educación en todos los niveles; aumento de la inseguridad; disminución de la calidad de vida; etc., etc., estoy seguro de que nos sorprenderíamos tanto, que nos movilizaríamos inmediatamente para iniciar una verdadera cruzada nacional contra la inutilidad.

No es aceptable que en un país con gente tan valiosa y calificada, los inútiles sigan impasiblemente robándonos el futuro desde posiciones privilegiadas en las que se mantienen atrincherados, por culpa de la indiferencia ciudadana y la complicidad de los partidos políticos.

Los ciudadanos en general y los políticos, en particular, deberíamos entender que algo está cambiando en nuestra sociedad en estos días; y tomar debida nota del ejemplo y del mensaje que pacífica y respetuosamente, con frescura primaveral pero con la fuerza de un tsunami, nos enviaron nuestros jóvenes con su “lío organizado”, por medio del cual llamaron nuestra atención, sacudieron nuestra indiferencia y nos devolvieron la esperanza.

(*) Miembro del Equipo Nacional de Estrategia País (ENEP).

politica@abc.com.py

Enlance copiado
Content ...
Cargando...Cargando ...