La cultura paraguaya en Perú

El martes se bajará el telón de la VI edición de la Feria Internacional del Libro de Trujillo, Perú, en la que el Paraguay es invitado especial para recordar el centenario del nacimiento de Augusto Roa Bastos y los 125 años del nacimiento de César Vallejo, el inmenso poeta peruano, uno de los mejores en lengua castellana de todos los tiempos.

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Gracias a las gestiones del embajador compatriota en Perú, Julio Duarte Van Humbeck y el resto del personal de la embajada, ha sido posible que en esta feria se admirase también, junto con los libros, otras de nuestras expresiones culturales como la música, la danza, el teatro, el idioma, la gastronomía.

Las principales editoriales igualmente hicieron posible que la presencia paraguaya tuviese una singular trascendencia. Pusieron a disposición de los lectores peruanos algunas de las más significativas novedades junto con las clásicas de siempre.

La rica literatura paraguaya arranca con Ruy Díaz de Guzmán. En 1612 dio a conocer “Anales del descubrimiento, población y conquista del Río de la Plata”, conocida como “La Argentina”. No fue el primer cronista de estas tierras, tarea que se atribuye al alemán Ulrico Schmidl, calificado por Manuel Domínguez como “un farsante”, que escribió animado “por el lucro” para satisfacer con su fantasía el gusto europeo de la época por los relatos de viajes. La obra de Schmidl se publicó en 1567.

Como antecedente remoto también están los jesuitas que tenían una imprenta en Santa María, Misiones, de donde salían valiosos impresos para todos los pueblos misioneros, ocasión que tuvo el idioma guaraní para afianzarse.

A pesar de nuestro encierro geográfico de siglos, el Paraguay tuvo varios momentos literarios luminosos. Hay obras, nombres individuales, grupales, que se pronuncian con admiración y respeto. La primera generación salió del Aula de Filosofía, fundado por Carlos Antonio López. Luego la “maldita guerra” acabó con éste y otros proyectos culturales. Hacia finales del siglo XIX se tuvo la mejor y mayor comunidad de intelectuales, conocida como la Generación del 900. Historiadores, escritores, periodistas, ensayistas, enriquecieron notablemente nuestra bibliografía. En 1905 apareció la primera novela escrita en el Paraguay, “Ignacia”, de José Rodríguez Alcalá. El teatro tardó en llegar. Forzando un poco la cronología, cabe apuntar que la primera novela en guaraní, “Kalaito Pombero”, de Tadeo Zarratea, se publicó en 1981.

En este rápido inventario debemos incluir a dos generaciones de jóvenes: La de 1913 y la de 1916, que influyeron en muchas creaciones posteriores, las que dieron a nuestro país una identidad literaria personal.

A la generación del 40 pertenecen algunos nombres imprescindibles en nuestra historia literaria: Hérib Campos Cervera, Josefina Pla, Augusto Roa Bastos, cuyo centenario de nacimiento se recuerda en la feria de Trujillo. Este reconocimiento no es sino la ratificación internacional del valor literario de sus obras, coronadas por “Yo el Supremo”, una novela que contiene, al decir del poeta uruguayo Mario Benedetti, “un lenguaje sobrehumano”.

En cuanto a César Vallejo se lo recuerda justamente en Trujillo, la ciudad donde descubrió “la mejor literatura de su tiempo” sostenida por un grupo de escritores encabezado por el filósofo Antenor Orrego. Estuvo en París, de donde fue expulsado por sus ideas políticas. Fue a Rusia y luego a España. Aquí se incorporó a las fuerzas republicanas. Tal vez su mejor obra sea “España, aparta de mi este cáliz”. Falleció en 1938.

Si en la feria de Trujillo el Paraguay llevó algunas de sus mejores expresiones culturales, se entiende la presencia del guaraní de manos del poeta Mario Rubén Álvarez.

Como en todos estos casos, la feria cuenta con muy pocos escritores que dan el realce a las letras paraguayas. Pero los que se fueron dignifican sobradamente el auspicioso presente de nuestra literatura.

Nunca será suficiente el elogio a un embajador, Julio Duarte, empecinado en la difusión de la cultura paraguaya en el exterior. Hace dos años tuvo el mismo emprendimiento para que la feria de Lima, Perú, contase también con la asistencia paraguaya. Son estos hechos culturales los que honran al Paraguay y se pronuncie su nombre con respeto.

alcibiades@abc.com.py

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