La renuncia

Con el fin de producir un golpe de sorpresa, el líder de Frente Guasu, Fernando Lugo, renunció al cargo de presidente de esa agrupación de izquierda inmediatamente después de las elecciones municipales del pasado 25 del corriente, aunque luego se trató de amortiguar el efecto con la poco creíble explicación de que dimitió antes.

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En realidad, el único sorprendido fue el propio Lugo al constatar que nadie se interesó en el paso dado, algo que me parece inapropiado teniendo en cuenta que el mismo fue presidente de la República y hasta entonces, líder de la izquierda. Esta corriente ideológica perdió el poder a nivel nacional, pero se instala nuevamente en el municipio más importante del país, ahora ya con el liderazgo de Mario Ferreiro. Además, Lugo fue antes de las elecciones últimas, el político con mayor intención de votos para una próxima competencia electoral, según encuestas manejadas por propios y extraños, de modo que no debería pasar desapercibido y debe ser motivo de interés para el análisis.

Como no existe ninguna explicación honesta de las razones que impulsaron al expresidente de la República a renunciar a su cargo en Frente Guasu, cabe intentar entenderlo, aferrado a detalles que rondan a su extraña determinación.

Lugo abandonó la función que tenía en la jerarquía de la iglesia Católica por considerar que estaba atado de manos para impulsar acciones políticas en favor de la población desfavorecida, se alió con el conservador Partido Liberal para ganar las elecciones generales con un discurso centrista (poncho jurúicha: mbytetépe) para luego ubicarse al frente de una coalición de izquierda como tercera fuerza, a la cual abandona luego de constatar que la misma no demuestra ser la herramienta electoral apropiada para una próxima competencia.

Mediciones realizadas sobre la popularidad de los líderes políticos antes de los comicios municipales daban clara ventaja a Fernando Lugo en la intención de voto para aspirar a una reelección, razón por la cual él nunca repudió los intentos de rekutu que como todos sabemos tiene una expresa y tajante prohibición constitucional. Está o estaba tan interesado como el presidente Horacio Cartes y su grupo en la reelección.

Es posible que Lugo quiera salvar su popularidad anterior tomando distancia del partido que lidera o lideró y que a raíz de los resultados queda con la pesada carga de retroceder en vez de avanzar. Solo obtuvo un par de intendencias, algunas concejalías y escasos triunfos compartidos en alianzas con otros sectores de la oposición. Es como si estuviera diciendo, “no soy yo, son ellos (Frente Guasu) los perdedores”.

Los votos de la ciudadanía organizada siempre siguen el derrotero de sus líderes. Cartes, en su postura de referente principal del poder constituido, acusó los golpes del voto bronca de sus propios correligionarios, quienes en muchos casos dieron la espalda a los candidatos de su partido e hicieron triunfar a la oposición. Lugo, como líder de la izquierda, no transportó votos, ni a favor ni en contra. Es como si no tuviera nada que ver con lo que pasó.

Y conste que hizo campaña nacional y se dio el lujo de negar el apoyo al candidato ganador de Asunción con quien comulga el mismo signo, además de rechazar alianza con el PLRA, cuya estructura dio el triunfo a “su enemigo”, y a él mismo en el pasado.

Quedan colgadas algunas incógnitas sobre la actitud asumida por el senador y expresidente y su futuro. ¿Quiere reconstruir su imagen para probar la voluntad de una ciudadanía apartidista e independiente, o es un retiro que busca ganarse el rótulo de haber hecho lo políticamente correcto? ¿Reniega del aparato que construyó pacientemente o se desmarca de uno para luego comprometerse con otro? Con el PLRA, no; con la ANR, ¿por qué no? Moõpio jaikuaapáta.

ebritez@abc.com.py

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