Licitación encubierta

Licitación encubierta –licitación kañy, en nuestra lengua vernácula– es la ideada por el coordinador del lago nombrado por el Poder Ejecutivo, Ing. Alfredo Molinas, para manejar a escondidas un concurso de precios por la friolera de 60 millones de dólares. Financiación facilitada por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) para la adquisición de una planta de tratamiento, aparentemente de líquidos cloacales, con la que se espera resolver el problema del lago Ypacaraí.

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Aquí, en este negocio, todo siempre fue “aparentemente”, porque no hubo información fehaciente ni oficial, ni nada serio ni confiable para saber qué era lo que se iba a hacer con el lago. Solo se conoció alguna que otra cosa en la primera conferencia de prensa del coordinador.

¿Qué es lo que aparentemente se licitó? Una planta de tratamiento ¿De qué? Hasta el momento no se sabe con exactitud. El nombrado para manejar el problema del lago no es un especialista en el tema.

Semanas atrás, esta persona, en conferencia de prensa, dijo que pensaba en una planta de tratamiento para solucionar el problema del más contaminado de los arroyos de la cuenca: el Yukyry. Esto era una primicia.

Por primera vez en la historia de la tecnología mundial del agua se iba a utilizar una planta de tratamiento de efluentes cloacales para resolver la contaminación de un arroyo.

¿No era más fácil, rápido y económico que a cada uno de los contaminantes –mataderos, fábricas, lavaderos o lo que fuera– de la cuenca de dicha corriente de agua se le obligara por ley a construir su propia planta de tratamiento para no arruinar el ecosistema de un valioso recurso natural como lo es un arroyo?

Nuestro dichoso Paraguay está lamentablemente muy acostumbrado a las acciones desacertadas de funcionarios públicos, accidentalmente con el poder de hacer lo que fuere, sin control de ninguna especie.

Se publica en los medios el detalle, con puntos y comas del desacierto, que muchas veces da para pensar en el beneficio pecuniario que redundará para el autor del desaguisado, y por lo general no pasa nada. Todo termina como si nada hubiera ocurrido. El famoso oparei.

Esta es la razón por la que en este caso se pudo realizar una licitación de la que nadie tenía noticia, de algo que no está especificado, que no se sabe en qué consistirá. Y, ¡oh sorpresa!, ya está a punto de ser adjudicada a un empresa ganadora.

¿Cuáles fueron las empresas invitadas para presentar ofertas? ¿Cuál es su especialidad? ¿Cuáles fueron las especificaciones de lo que se estaba licitando? ¿Quién las preparó? Misterio.

Pero, ¿será posible que HC haya aprobado esto? Lo que poco se sabe de ello tiene un tufillo a negociado que asusta con solo pensarlo.

Esta “licitación” debe ser anulada y el proyecto de lo que se haga con el lago debe discutirse públicamente.

El señor Presidente de la República es el único responsable de esta situación, a la que se ha llegado por la poca seriedad, mucha osadía y gran ignorancia de un hombre de su confianza.

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