Litigio estratégico

En democracia existen diversas formas en las que la sociedad se expresa ante los abusos del Estado. Las más conocidas son las manifestaciones. Sin embargo, hay otras vías. Un ejemplo es Rosa Parks, quien en 1955 con el simple gesto de no levantarse para ceder su asiento a un “blanco” en un bus inició una reacción en cadena que significó el fin de una práctica de segregación racial en el sur de los Estados Unidos. Así comenzó un proceso que llevó a que, 50 años después, viéramos a Barack Obama como el primer afroamericano en llegar a la Casa Blanca. La reflexión viene a cuento en días en que el Consejo de la Magistratura (CM) cedió ante otra modalidad de presión ciudadana: el litigio estratégico. La poca transparencia que hubo en la designación de la nueva titular de la Fiscalía General del Estado hizo que los miembros del CM pensaran mejor las cosas, luego de que una acción judicial de parte de organizaciones civiles les dejara en evidencia. La iniciativa, en lo formal, fue una victoria parcial. No se consiguió todo lo que se había reclamado. Entendamos que litigio estratégico no necesariamente se lleva adelante para “ganar”. La victoria se da desde el mismo momento en que se presenta el caso en tribunales. ¿Cómo? Instalando el tema en la opinión pública. Parks, por ejemplo, fue encarcelada.

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“Perdió”, pero generó tal tumulto que todo el sistema tuvo que reacomodarse y generar un cambio. De ahí que algunas “derrotas” son victorias porque sirven para demostrar que las cosas no están funcionando. Lo importante del litigio estratégico no son las vicisitudes procesales, sino los cambios que se logran litigando. Ejemplos locales: Caso Vargas: Nos abrió la primavera de la transparencia. Caso Rehnfeldt vs. comandante de las FF.MM.: mostró quiénes lo asesoraban, mostró que la Ley 5282 funciona y, como consecuencia no esperada, le costó el puesto al ahora excomandante. Caso CM para la elección de nuevo titular de FGE: le generó un problema de legitimidad a Sandra Quiñónez y mostró que las ternas históricamente carecieron de fundamentos. Gracias a las falencias que se pusieron en evidencia en un expediente en el que solo se pretendía obtener información pública, el CM modificó su reglamento y las nuevas ternas tendrán los fundamentos que esgrimirán los consejeros y se publicarán los resultados de los tests psicotécnicos de los ternados en todo cuanto no afecte su intimidad familiar. Y esto llega en un momento en el que se viene la elección de varios de los futuros ministros de la Corte. Es el primer paso. La sociedad civil se mantuvo firme y no cedió su asiento en el colectivo de los poco blancos manejos. Esperemos que no tengan que pasar 50 años para que la transparencia en el Paraguay pase de opaca a legítimamente transparente.

mescurra@abc.com.py

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