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“Perdió”, pero generó tal tumulto que todo el sistema tuvo que reacomodarse y generar un cambio. De ahí que algunas “derrotas” son victorias porque sirven para demostrar que las cosas no están funcionando. Lo importante del litigio estratégico no son las vicisitudes procesales, sino los cambios que se logran litigando. Ejemplos locales: Caso Vargas: Nos abrió la primavera de la transparencia. Caso Rehnfeldt vs. comandante de las FF.MM.: mostró quiénes lo asesoraban, mostró que la Ley 5282 funciona y, como consecuencia no esperada, le costó el puesto al ahora excomandante. Caso CM para la elección de nuevo titular de FGE: le generó un problema de legitimidad a Sandra Quiñónez y mostró que las ternas históricamente carecieron de fundamentos. Gracias a las falencias que se pusieron en evidencia en un expediente en el que solo se pretendía obtener información pública, el CM modificó su reglamento y las nuevas ternas tendrán los fundamentos que esgrimirán los consejeros y se publicarán los resultados de los tests psicotécnicos de los ternados en todo cuanto no afecte su intimidad familiar. Y esto llega en un momento en el que se viene la elección de varios de los futuros ministros de la Corte. Es el primer paso. La sociedad civil se mantuvo firme y no cedió su asiento en el colectivo de los poco blancos manejos. Esperemos que no tengan que pasar 50 años para que la transparencia en el Paraguay pase de opaca a legítimamente transparente.
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