Lógica privada y marketing

La orden de parar una investigación en un periódico de su propiedad a pedido de una institución poderosa como la Iglesia Católica. Lanzar improperios y descalificaciones a quienes, como las organizaciones campesinas, osan reclamar. Creer que los datos estadísticos favorables que proporcionan los ministros son suficientes para tapar cualquier deficiencia. Son actitudes que se inscriben dentro de la lógica del que “manda” y no admite réplica.

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El presidente Horacio Cartes piensa aún, a esta altura, que los desaciertos de sus ministros, allegados o parientes no lo afectan. Quiere creer que solamente las actividades oficiales, en las que aparece inaugurando o anunciando obras, inversiones y proyectos se le deben adjudicar.

Hace unos meses, el mandatario reveló lo que opinaba sobre el periodismo y los periodistas: “A los 60 años no se empieza a trabajar. El que no trabajó nunca, no va a trabajar nunca más”, dijo refiriéndose al entonces periodista y ahora intendente asunceno Mario Ferreiro.

El Día del Periodista, publicó en su Twitter “Mi abrazo al periodismo paraguayo en su día y respetos ante su misión extraordinaria”.

¿Qué habría que creer? ¿Lo que fue una reacción espontánea o la frase que seguramente escribió un asesor puntilloso? No hay margen para la duda.

Tal vez nada pinta mejor cuál es la consideración que tienen el presidente y su entorno sobre la labor de la prensa que la decisión de comprar varios medios de comunicación con fines evidentemente propagandísticos.

Aplicaron la misma lógica de cuando el “empresario y dirigente de fútbol exitoso” necesitó una estructura partidaria para poder presentar su candidatura a la presidencia: había que “invertir” para lo que hiciera falta.

Ahora, cuando se les presentó el “problema” de que algunos de “sus” periodistas afectaron con una investigación a ciertos amigos con los que mejor estar bien, la salida fue suspender lo que se estaba publicando. ¿Y la libertad de prensa y el derecho a la información que resguarda la Constitución? Bien, gracias.

El reclamo de campesinos y cooperativistas motivó que el presidente tildara a los agricultores de sinvergüenzas y haraganes. Una reacción no esperable en alguien que debe gobernar buscando el consenso con todos los sectores.

La manifestación amenazaba extenderse en forma indefinida, pero era imposible que una protesta llevada adelante por gente humilde y desesperada se mantuviera mucho más tiempo sin que hubiera un organismo que la sostuviera económicamente. Los cooperativistas no podían hacerlo más sin afectar sus intereses.

No obstante, el hecho de que los campesinos hayan dejado la Capital con una solución a medias de sus reclamos solamente difiere el problema para más adelante. No ha habido una propuesta de fondo porque, evidentemente, el Gobierno no tiene una estrategia para los pequeños agricultores y solamente está en condiciones de ofrecer parches y “patear” la cuestión al futuro.

En una reciente disputa verbal con el expresidente Nicanor Duarte Frutos, Cartes desafió a comparar datos estadísticos para ver qué gobierno hizo más en todas las áreas. El mandatario cree que las cifras le favorecen “por goleada”. Si se refiere a la de la deuda pública, por ejemplo, está en lo cierto. Seguramente, no alude ni por asomo a los números que arrojan las encuestas de percepción ciudadana, que le proveen periódicamente.

Cartes está en la función pública con la mirada de alguien que maneja la lógica del campo privado. Su frase aquella de que “lo público es público” es, como otras que se lanzaron en esta administración: simplemente marketing. Como esas publicidades de productos que prometen más de lo que en la práctica realmente dan.

mcaceres@abc.com.py

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