Los errores de Fepasa

Solo las ruinas y la destrucción masiva han avanzado en los últimos años por sobre los bienes, históricos y no históricos, del antiguo Ferrocarril Central Pdte. Carlos Antonio López, generando la desilusión y la protesta totalmente justas y razonables de quienes veían en dichos restos ferroviarios el conjunto más valioso de la época de oro que vivió el Paraguay hace poco más de 150 años.

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La ceguera de los gobernantes de turno y la incapacidad de los funcionarios designados en Fepasa de adecuar sus gestiones a lo que realmente es valioso y necesario han terminado, primero, por convertir literalmente en chatarra los antiguos rieles, algunas locomotoras, vagones y otros elementos para rematarlos al mejor postor, y, luego, por entregar una gran parte de la franja de dominio, cual indefensa dama, maniatada y con las ropas rasgadas, para que hagan de ella lo que mejor les venga en gana, al Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones y a otros que han ocupado ese espacio pese a que existen disposiciones legales claras al respecto.

Pero no solamente en la valoración de su patrimonio histórico y cultural se ha equivocado Fepasa, sino que ha cometido errores inexplicables en la administración de los negocios existentes y los negocios posibles del ferrocarril. El último caso patente ocurre en Encarnación, donde un par de trenes livianos espera casi en vano al otro lado de la frontera, en Posadas, el momento de iniciar un servicio de transporte de pasajeros pactado con Fepasa.

Resulta que en junio pasado, el titular del ferrocarril, Roberto Salinas, envió –según obra en las investigaciones fiscales abiertas en Encarnación– guardias armados para desalojar a operarios y ejecutivos de la firma Custodia SA, que a raíz de ello los denunció por “coacción grave”. Salinas ocupó el lugar y se apropió de un negocio ligado a las cargas. Consecuencias: hay una orden judicial de no innovar en el sitio, por lo tanto ahí no puede parar el tren fronterizo, y además los denunciados se exponen a ser procesados si todo sigue como ahora. Para peor, había sido que el terreno ya no era siquiera del dominio de Fepasa, sino de la Entidad Binacional Yacyretá.

También está latente lo que va a ocurrir con el “contrato de mandato” firmado en 2010 por Fepasa con la Cooperativa Ferroviaria y un grupo de inversores europeos para la recuperación del tramo Asunción-Encarnación, acuerdo que desde hace un tiempo las autoridades pretenden ignorar. El derecho otorgado a la Cooperativa fue violentado al entregarse partes de la franja de dominio al MOPC, primero en la zona de Ñu Guasu y luego en Caazapá.

Hoy, la ley del “mbarete” se impone en ese tema, e incluso se ha llamado a nuevos interesados para suplir a cooperativistas y europeos a fin de proyectar un tren liviano Asunción-Ypacaraí. Lo que hay que preguntarse es hasta qué punto, jurídicamente hablando, unilateralmente uno puede borrar los derechos de la contraparte. Lo definitivo es que esta práctica no se ajusta a un país que pretende ser serio alguna vez, independientemente de que los europeos no son tontos y seguramente solo esperan el momento propicio para caernos con alguna cuantiosa demanda. Es que a veces los errores, más aún los inexplicables, se suele pagar muy caro.

jobenitez@abc.com.py

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