Los mangos del Paraguay

Cuando un argentino dice “no tengo un mango” equivale a no tener un peso partido por la mitad. Esa muy frecuente frase, instalada fuertemente dentro del llamado lunfardo porteño, hizo metástasis criolla y ya también los paraguayos usamos para autenticar el 40% de miseria e indigencia que nos asiste.

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En el Paraguay, el no tener un mango o tener muchos mangos significa lo mismo y en este país la fruta del mango simboliza a la basura, significa patio sucio, personifica a lo podrido, representa al mberu hovy y constituye la devota y puntual contraseña de un país que se encuentra en estado salvaje y en retroceso.

En las naciones que tienen el aristocrático título de país en serio, el mango es tratado como la reina de las frutas y utilizado para que el cuerpo humano luche y salga ganador ante el acecho y ataque de numerosas enfermedades. La fruta del mango, junto al grano del poroto y el cocido de nuestra yerba mate, forma el trío de la casta pordiosera del Paraguay. El cocido ya se toma en las elegantes oficinas, el poroto, y sobre todo como “ensalada”, forma parte de un exquisito y delicado bufet, pero el mango sigue en lista de espera para que nos liquide un simple resfrío. Cunde el vyrochuquismo.

El mango previene los desórdenes causados por el déficit de la vitamina A, esta ayuda para una excelente piel, buenos huesos, cabellos y excelente vista. Su fibra alimenticia previene la presencia de la glucosa en la sangre ayudando a los diabéticos. Para eso debe consumirse en estado algo verde, sin haberse aun madurado por completo.

Es notable la cantidad de vitamina A, C y E que contiene para saciar el requerimiento diario de nuestro cuerpo y el enorme poder antioxidante que logra este defensivo e inmunológico trío. El mango ejerce excelente acción contra las degradaciones corporales. Su gran contenido de vitamina C ayuda a la síntesis y absorción del hierro, mineral formador de los glóbulos rojos para controlar la anemia que caracteriza a muchos paraguayos. Se aconseja a los que realizan cualquier tipo de deporte y, en especial, a los fumadores.

Con su ingesta se ayuda a prevenir las enfermedades cancerígenas y con la capacidad de sus fibras no existe ningún impedimento y estreñimiento que pueda trabar el tránsito intestinal. Los fabricantes de papel higiénico deben ubicarle al mango en sitios de privilegio o en nichos con velas prendidas eternamente.

Con más del 80% de agua que tiene, una fruta podrá hidratar diariamente nuestro cuerpo humano y lo más interesante que se pueda comentar sobre esta milagrosa fruta debe constituir en extirpar de la mente paraguaya el legendario concepto y mito que tiene: “el mango engorda”. En otros lares el mango es utilizado para bajar de peso con dietas controladas. Contiene muy bajo contenido de grasa que es vegetal y pocas calorías que los hipertensos deben consumirlo.

Ayuda a una mejor memoria, fortalece los músculos del corazón, oferta ventajas diuréticas, estimula el apetito y es un excelente afrodisíaco al vigorizar la vida sexual. Otro anónimo concepto mitológico del mango consiste en que si se consume en demasía afecta el hígado y, hoy se sabe que con su ingesta, se solucionan los problemas hepáticos. Su contribución en minerales es inmensa. Aporta magnesio, calcio, iodo, potasio, zinc, hierro y otros de gran valía para el cuerpo humano.

De su fruta sale una deliciosa mermelada, un rico jugo, un exquisito dulce, una delicada salsa chutney, un agradable helado, una fina torta y una salud completa pero en el Paraguay, al no consumirlo ni industrializarlo, solo sobresale la ignorancia, emerge el desinterés y se aviva el atraso para que sobrevivan las enfermedades y los vyrochuscos...

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