Los motivos de una derrota

El resultado de las elecciones del próximo 22 de abril, cualquiera sea, tendrá explicaciones no muy difíciles de entender. Lo que está ocurriendo en el país está a la vista de todos, más allá de lo que quieran pintar los candidatos y sus equipos.

Cargando...

Si cae derrotada la dupla Mario Abdo Benítez-Hugo Velázquez, dirán los analistas que, teniendo todo a favor después de la interna, el candidato colorado cometió el error de adherirse a Horacio Cartes, que cargaba con el desgaste y el desprestigio de un gobierno que no convenció a la gente. De hecho, su candidato perdió en la interna, pese a lo cual Abdo Benítez fue a pactar con él y lo dejó prácticamente tomar el comando de la campaña. Por si fuera poco, anunció anticipadamente que mantendría a algunos ministros del gabinete del gobierno de Horacio Cartes, al que antes había calificado como un fracaso. Todo lo cual, evidentemente, cayó muy mal en el electorado, que optó por castigarlo en las urnas.

Dirán también que la ciudadanía percibió la falta de liderazgo de Abdo Benítez, no solamente por haberse dejado avasallar por quien había derrotado electoralmente, sino porque también dio signos de debilidad, al no poder mantener unida ni siquiera a su bancada en el Senado y dejó en evidencia que no tenía la fuerza o la voluntad política para expulsar a un candidato como Óscar González Daher que, desafiando su “liderazgo”, permaneció en la lista y contribuyó en forma decisiva para el resultado negativo.

También erró al revelar que solamente gobernaría con y para los colorados, perdiendo así la mayor parte del voto independiente. Para peor, en los últimos días de la campaña apeló en forma desesperada y sin sonrojarse al “sentimiento” antes que a la racionalidad del electorado, dando por sentado que si sus potenciales votantes razonaban un poco no lo respaldarían en las urnas.

Si pierde la dupla Efraín Alegre-Leo Rubin, los análisis dirán que no eran los candidatos adecuados en esta coyuntura, en especial Alegre, para un electorado independiente desencantado de los políticos en general.

Señalarán además que su condición de liberal prácticamente hacía descartar que tuviera el respaldo de votantes colorados por más disgustados que estos estuvieran con el candidato de su partido que pisoteó su discurso de la interna.

Dirán de Alegre que no supo explotar ni aprovechar las debilidades de la candidatura colorada, no solamente de la dupla presidencial, conformada por un heredero del stronismo y un exfiscal con antecedentes oscuros, sino también de una lista de senadores de pésima reputación y antecedentes.

Señalarán que la Alianza no tuvo la astucia o la capacidad para hacer evidente que votar a Abdo Benítez era lo mismo que votar a Cartes, porque este seguiría manejando las riendas del poder, según los indicios que daba el propio candidato. 

Se dirá que, al no ser capaz Alegre de lograr consenso en su partido, los votantes percibieron que tampoco lograría consensos estando en el ejercicio del poder.

Cualquiera sea el ganador, no habrá lugar para mucha euforia y si para muchas dudas, lo cual no debería verse como muy negativo. El buen andar del país no depende enteramente de quienes están en el Gobierno. Una ciudadanía atenta, que reacciona ante los despropósitos, que critica y que se involucra, sin aceptar imposiciones, mala administración o impunidad como si fueran una tropa mansa y obediente será un contrapeso decisivo.

Quien gane el domingo debe saber que el poder que dan las urnas se puede evaporar rápidamente, si muestra no ser lo que pretendió vender o que es corrupto, ignorante, o que no está a la altura para el cargo. O si no, que le pregunten a Cartes.

mcaceres@abc.com.py

Enlance copiado
Content ...
Cargando...Cargando ...