Los “Nenecos” y sus protectores

La noticia de que se aprobó en Brasil la extradición del exintendente de Ypejhú Vilmar “Neneco” Acosta, presunto asesino y narcotraficante, es seguramente buena para algunos y preocupante para otros. Más de un político quizás esté nervioso por lo que pueda contar cuando sea devuelto a nuestro territorio.

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Amén de esos efectos particulares, la venida de este personaje nos recuerda y nos interpela sobre la sociedad que estamos construyendo, a quiénes elegimos como autoridades y cuáles son los vínculos y los “negocios” en los que están metidos.

Aquellos que anhelan que el Poder Judicial del Paraguay cumpla realmente con su rol constitucional y no castigue solamente a los ladrones de gallinas sino también a los delincuentes más peligrosos y a sus cómplices, estarán satisfechos de que “Neneco” venga a responder sobre las acusaciones en su contra.

Sin embargo, la larga lista de forajidos que lograron impunidad por tener dinero para librarse del castigo por sus delitos, motiva justificadas dudas de que se llegue al fondo de la cuestión. Principalmente porque, en este caso específico, eso implicaría tocar intereses de gente muy cercana a conocidas e importantes figuras de los poderes del Estado.

Algunas autoridades del Gobierno y dirigentes del oficialismo destacan ahora el “logro diplomático-judicial” que significó que el Supremo Tribunal Federal brasileño apruebe esta extradición. Sin embargo, ninguno hace mención a la procedencia y antecedentes políticos del extraditado.

“Neneco” no es lo que se diría un delincuente común. Cuando cometió el crimen del que se lo acusa y del que resultaron víctimas el periodista Pablo Medina y Antonia Almada, era la principal autoridad de su municipio.

Llegó al cargo de intendente de Ypejhú como representante del partido político mayoritario (que está a cargo a de la administración del país) y con el respaldo de autoridades de su departamento que tienen representación nacional en el Congreso. Tenía vínculos con un ministro de la Corte Suprema, Víctor Núñez, que debió renunciar apresuradamente porque, entre otros motivos, se hizo pública una foto en la que se los veía juntos.

Es posible que finalmente “Neneco” Acosta, frente a las pruebas abrumadoras de los crímenes cometidos, por los cargamentos de drogas hallados en su propiedad (después que cayó en desgracia, aclaremos) y por muchos otros elementos en su contra, termine dando con sus huesos en la cárcel (aunque tal vez en una celda VIP, con muchas comodidades).

Pero mucha gente, entre la que me incluyo, tiene razonables y razonadas dudas de que las investigaciones lleguen a tocar a los políticos, empresarios y magistrados que dieron alas, protección y cobertura al ex intendente colorado, además de beneficiarse directamente con sus actividades ilícitas.

Si estos gravísimos hechos no hacen que algunos partidos políticos se replanteen la forma en que se financian. Si no se cuestionan por las personas que aceptan en su seno por el mero hecho de su poder económico y porque están dispuestas a comprar poder e influencia para beneficios personales o sectoriales. Si no ocurre algo de esto, implicará que la detención de Acosta no habrá tenido consecuencias que nos ayuden a mejorar como sociedad y que comenzamos a encarar nuestros problemas reales.

Que “Neneco”, luego de un juicio con todas las garantías, sea hallado culpable y condenado a unos cuantos años de prisión sería un hecho destacable. Pero no significará que se terminaron de repente los otros varios “Nenecos” que andan sueltos. Algunos, ya dentro del sistema político de nuestro país y otros recién llegados que hacen promesas y se la dan de “líderes” solamente por el hecho de tener mucho dinero y ser inescrupulosos.

mcaceres@abc.com.py

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