Los piratas fronterizos

Desde que hago uso de razón y abuso de desaciertos entendí que en los puestos fronterizos también se encuentra la gente corrupta y sinvergüenza del Paraguay. Para qué dar tantas explicaciones y vueltas –como los políticos partidarios de este país– si ellos mismos pueden decir esta desalmada realidad. Todos sabemos que la ratería en la Aduana es moneda corriente y más clara y contundente que la victoria de Mario Ferreiro.

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Recuerdo que desde esta mi ciudad de Villarrica todos peleaban por ser “inspectores de Hacienda” o tener el cargo de “aduanero” hasta en algún confín fronterizo. Los ambiciosos preferían extender la mano y el sombrero recaudador en la entonces ciudad de Pdte. Stroessner, la hoy Ciudad del Este. Numerosos presidentes de seccionales, políticos de insaciable hambruna y afanosos partidarios afanaban todo lo que debía ser la recaudación estatal y en vez de los maletines de hoy eran valijas las desvalijadas para el sacio, el socio y el sucio y corrupto amigo que lo instaló en la frontera.

Hasta un súbdito de origen nipón, ingeniero agrónomo, presidente de una seccional colorada y empleado del Ministerio de Agricultura con la obligación de estar en una oficina de Asunción, se ubicaba en la cabecera del “Puente de la Amistad” para recibir amistosamente el montón de dinero entregado por los contrabandistas que tenía y sigue produciendo este país. El ingeniero “trabajaba” una semana al mes y con su “esfuerzo fronterizo” recaudaba más que la propia aduana del Alto Paraná.

No solo el “pedir irse” como aduanero fronterizo era patrimonio republicano. Durante el efímero pero también corrupto periodo luguista-liberal, los luguistas y radicales no quedaron sin los maletines de la frontera para que muchos quedasen sin la frente marchita y pasasen al frente como nuevos ricos y viejos sinvergüenzas.

Es una pobre herencia que sigue dejando ricos herederos desde la era stronista. Sigue siendo una práctica archiconocida. Todos conocemos el sueldo de un aduanero, está a la vista de quien quiera enterarse y todos sabemos del “sobresueldo” que pellizca ya que todo también está a la vista como sus ahorros, las mansiones que exhiben, la flota de vehículos que exponen y, sin ninguna aptitud franciscana, revelan la patada dada a la pobreza para que su vida y fortuna sean comparable a la de un jeque kuwaití. Viven como preparándose para que cuando tengamos justicia por lo menos no tengan alguna presión de algún fiscal ni depresión con la prisión domiciliaria.

Ante la poca recaudación que los aduaneros entregan y la mucha necesidad existente en el país, el Gobierno dispuso que sus zoquetes desaparezcan, probablemente para que por lo menos haya plata para pagar el aguinaldo a los miles de empleados públicos, a operadores políticos, planilleros, secretarias vip, hurreros, ascensoristas, fotocopiadores y otros gastos originados al cohete que sigue aguantando el Paraguay.

Tres sindicatos, de los cuatro que tiene la Aduana, pegaron el alarido porque el Gobierno nombró a cinco funcionarios del Ministerio de Hacienda y a uno del Banco Central, quienes tendrán el cargo de administradores en diferentes puntos fronterizos del Paraguay. El tema es que se trataría de mejorar la recaudación aduanera y, con eso, tratar de depurar el puro zoqueterismo que tienen muchos de los 30 administradores que tiene la Dirección de Aduanas. Los productos de contrabando estrangulan a la industria nacional y muchos sinvergüenzas aduaneros son los gestores de la gran evasión y pobreza existente.

Será tarea difícil destrabar toda la corrupta, añeja y atornillada gestión que tiene la gavilla aduanera. Que solo los cinco administradores limpien y blanqueen una coimera y sucia institución pueden terminar ayudando a los otros sinvergüenzas y servir como finos y elegantes bay-pass de los apetitosos maletines. Estamos en el Paraguay....

caio.scavone @abc.com.py

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