Madre coraje en la guerra y en la paz

El 15 de mayo celebramos en el Paraguay el Día de la Madre, una fecha que coincide con la independencia de la Patria. Tanto la madre como la patria tienen cosas en común; el amor, las raíces, las luchas, los sueños, la esperanza, el coraje, la fortaleza, la historia y el valor. La madre, sea cual sea su situación, se esfuerza por sacar adelante a su familia; mientras que la patria espera de sus hijos la honestidad, el trabajo, el respeto a los antepasados y las ganas de convertirla en una nación grande y gloriosa.

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El papa Francisco dijo que la mujer paraguaya merece el Nobel de la Paz por haber reconstruido la nación después de dos grandes guerras.

En especial, después de la Triple Alianza, en que tuvo que comenzar de cero ya que el país quedó devastado.

A lo largo de la historia, la mujer paraguaya dio ejemplo de coraje, heroísmo y un espíritu invencible.

Durante la Guerra del Chaco le tocó actuar como enfermera en los campos de batalla y las madres que quedaron solas en los hogares, trabajaron duramente la tierra para producir; dar de comer a sus hijos y enviar alimentos en los sitios de combate.

Siempre, como un soldado al pie del cañón, estuvo firme para afrontar cualquier adversidad. Por sus venas corre sangre de heroísmo que la hace valiente y valiosa, tanto en la guerra como en la paz.

Sin dudas, la madre es la gran educadora en el seno familiar y en la sociedad. Ella transmite los valores éticos, morales y espirituales a los hijos.

Ella impone las reglas de conducta, con dulzura y rigor. Es sabia para poner límites en el momento adecuado sin parecer por eso, autoritaria o injusta. Hace de psicóloga cuando uno de los miembros de la familia sufre un problema emocional. Es la que cuida, escucha, contiene y entiende.

Una madre inteligente sabe que el secreto de la buena crianza es el acompañamiento permanente a los hijos, en todas las etapas de crecimiento. Sabe que el único ingrediente infalible es el amor incondicional. Ella, como la gran maestra de la vida, usa la cabeza y también el corazón.

Es una gran administradora en la economía familiar. En ese sentido, hace un verdadero magisterio. Es decir, realiza magia y misterio para que alcance la plata hasta fin de mes. Conoce todas las necesidades del esposo y los hijos y si trabaja fuera del hogar, trata de supervisar todos los detalles, como comida, ropa, limpieza e higiene de la casa. Su gran preocupación es el bienestar y la felicidad de sus seres queridos.

Con razón dicen que madre hay una sola. Ella es insustituible y debemos valorarla en vida, demostrando amor, paciencia, respeto y admiración.

blila.gayoso@hotmail.com

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