No hay nuevas noticias

“¿Qué novedades hay?”. La pregunta es el cotidiano saludo entre amigos. Y la respuesta invariable: “Nada, no pasa nada”. Para corroborar que nada pasa, que no hay novedades –o sea, asuntos nuevos–, basta con leer los diarios. Las noticias de hoy son las de ayer, y las del mes pasado, y las del año anterior. Nos pasamos enterándonos de lo que ya nos habíamos enterado. Este es un fenómeno mundial que dañó, más que internet, la tirada de los periódicos, muchos de los cuales desparecieron o pasaron al soporte electrónico.

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¿Qué sucesos nuevos leemos hoy en nuestra prensa? Tomemos algunos al azar. La crecida de los ríos Paraguay y Paraná se da desde que fueron ríos y hubo lluvias. Los damnificados existen desde que tomaron el cauce de esas y otras aguas con la consiguiente corrida hacia los lugares altos. El pedido de ayuda, que nunca alcanza, también se inició con la inundación de las casas.

Las fotografías que acompañan a las noticias de los “desastres naturales” –frase igualmente reiterativa desde siempre– podrían ser las del año anterior o de hace 10 o más años. Nadie se dará cuenta. Los damnificados son los mismos, aunque con otros rostros o tal vez los mismos.

¿Las otras “novedades”? Las de ayer, las de antes, las de todos los días. Leemos: “Un niño falleció mientras le buscaban terapia intensiva”. Si la encontraban, iba a salvarse una vida. Pero no la encontraron; todas estaban ocupadas, y todas son las pocas que existen en el país. Y las pocas, la mitad de ellas está con desperfecto o no hay profesionales que las manejen. Entonces, lo que podría ser una salvación se convierte en tragedia. ¿Y quiénes la padecen? Las personas de siempre, los pobres de siempre. Ya no son novedad.

Desde que las motocicletas inundaron el país –inundación más dramática que la de los ríos– la prensa nos trae a diario las mismas noticias de muerte en accidente. Pero los accidentes no son accidentales. Tienen causas que se reiteran cada día: imprudencia, alcohol, exceso de velocidad, impericia en el manejo, etc. ¿A alguien le llaman la atención estos sucesos? No, porque ya los leyó, vio o escuchó desde hace años. Ni siquiera a los periodistas les interesa. ¿Se publica en primera página, o se destaca en las páginas interiores, que alguien falleció en un accidente de moto o de automóvil? 

En la celebrada novela “Número cero”, de Umberto Eco, un personaje dice: “Ahora nos enteramos de las noticias del día con el telediario de la cena, lo que significa que los periódicos nos cuentan lo que ya sabemos, y por eso venden cada vez menos”.

¿Y qué cosas ya sabemos en el Paraguay? Las mencionadas, más las noticias políticas. Para facilitar la lectura, los periódicos ordenan sus páginas en áreas o secciones: Política, Judiciales, Policiales, etc. Pero esta división resulta ya obsoleta. Frente a los acontecimientos, la página política se integró a la de judiciales y policiales. Son una misma área.

¿Quién se conmueve hoy ante la información de que el senador o el diputado tal llegó al Parlamento huyendo de la justicia porque en su cargo anterior, intendente o gobernador, les robó un montón de dinero a los contribuyentes?

La noticia es lo nuevo, siempre. ¿Es noticia que los acusados de lavar dinero o activar en el narcotráfico estén paseándose libremente por donde se les antoja?

La reiteración de los hechos, en todos los órdenes, no solo deja de ser novedad, sino que llegó a hacernos indiferentes, a despreocuparnos. Hemos llegado a un punto tal que los contenidos de la prensa de hoy nos parecen que los hemos leído ya hace tiempo. ¿No será que los diarios se alimentan de noticias viejas? No. Son nuevas, solo que ya ocurrieron.

alcibiades@abc.com.py

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