No le conviene reclamar atención

Ahora comienzan los problemas en serio para el Gobierno: paros, huelgas, manifestaciones, reclamos. En algunos meses, el electoralismo, que en realidad ya empezó, se vendrá con toda su crudeza.

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En contrapartida ¿qué se ha instalado, como política de Estado, en poco más de un año? ¿La transparencia, que aún no sabemos si será o no utilizada para ordenar la administración pública? ¿los más de mil millones de dólares en bonos soberanos que rogaremos que se gasten bien? ¿Las inversiones extranjeras, obras de infraestructura y expresiones de buena intención que no se cumplen hasta ahora?

Por lo que trascendió esta semana de la reunión que tuvo Horacio Cartes con algunos conocidos periodistas, parece que la presunción del Ejecutivo y su entorno es que el problema se reduce a fallas en la comunicación. O sea, los grandes medios de prensa no informan de lo bueno que está haciendo esta administración y pregunta cómo hacerlo. Tal como se vio en el informe que dio en julio pasado el mandatario ante el Congreso, de autocrítica cero.

Es posible que el Ejecutivo deba cambiar su punto de vista y comparar su percepción de cómo está el país con ciertas realidades objetivas.

Por ejemplo, darse cuenta de que, después de 20 años, hubo en nuestro país una huelga general, con alto acatamiento. O que los médicos de los hospitales públicos salen masivamente en estos días a reclamar, ya no solamente por sus salarios sino por la carencia de insumos básicos a los que la ciudadanía no puede acceder. O que los maestros siguen con sus reclamos salariales, sin ser atendidos. O que el EPP, ese “grupito” que no le iba a marcar la agenda al Presidente mantenga secuestrado a un joven desde hace 148 días. Nos lo recordó esta semana a todos, especialmente a los organismos de seguridad del Estado su padre, con la voz quebrada de impotencia.

Antes, durante y después de la campaña electoral de 2013 nos han repetido desde distintas fuentes oficiales y privadas, desde el presidente, pasando por los medios de comunicación y hasta organizaciones internacionales, que este era un periodo de oportunidades de desarrollo para el país. Que la economía estable, que la baja deuda externa, que el bono demográfico, que el atractivo para las inversiones extranjeras. Nos quieren convencer de que es casi imposible que nos vaya mal.

A la nueva administración del país, apenas asumió, le aprobaron, entre otras cosas, sus pedidos sobre una ley de alianza público-privada y que las Fuerzas Armadas pudiesen actuar en seguridad interna contra el EPP. Si debemos juzgar por los resultados, no se sabe que hayan venido grandes inversiones a través de acuerdos con el sector privado ni tampoco de algún logro notable contra quienes tienen secuestrados actualmente a Arlan Ficks y a un miembro de la Policía Nacional.

Se supone que alguien que asume el desafío y la responsabilidad de administrar un país cuenta con dos cuestiones básicas: proyectos y un equipo de personas para llevarlos adelante. A esta altura, surgen ya dudas fundadas de que este gobierno haya contado con algunos de estos presupuestos.

Tal vez, antes que reclamar la atención de los medios de prensa sobre su presunta “gestión positiva”, el Presidente debería agradecer que haya cierta condescendencia y falta de memoria con las cosas que prometió y todavía no hace.

También debería festejar que gran parte de la ciudadanía aún reaccione con paciencia o quizás con cierta resignación ante las penosas situaciones cotidianas que debe soportar.

Aunque, claro, esa pasividad se termina en algún momento.

mcaceres@abc.com.py

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