Nueva amenaza docente

Criticar a los docentes de escuelas y colegios públicos es difícil y nada agradable, pero... Miles de padres de familia de todo el país estarán hartos de que sus hijos no tengan clases porque sus maestros, ¡otra vez!, van a estar de huelga. Es una historia que se repite todos los años, desde hace décadas. Las demandas de aumentos salariales no tienen fin.

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Esta vez, de nuevo los dirigentes sindicales de los docentes anuncian que harán una huelga en los próximos días y que, incluso, no empezarán las clases el año que viene si no se les otorgan los aumentos de sueldo solicitados. A mitad del presente año ya obtuvieron un aumento del 12% y ahora exigen que, como ya se había acordado con el gobierno anterior, desde enero suba otro 4% para completar el 16% inicialmente reclamado.

El tema es complejo no porque los docentes no merezcan ganar más, sobre todo teniendo en cuenta que un ascensorista del Banco Central o un fotocopiador del Senado tienen salarios mucho más altos. El problema consiste en que dentro del sistema educativo paraguayo hay demasiadas irregularidades en cuanto a la utilización de rubros docentes porque los políticos, los directivos de centros educativos y hasta algunos sindicalistas han abusado de dicho rubro, ocasionando un caos administrativo que ahora las autoridades del ramo están queriendo resolver.

Entonces, no es cuestión de otorgar nomás el aumento salarial a todo el mundo, sin saber con precisión quiénes son los maestros que realmente trabajan y cuáles son meros planilleros o tienen horas/clase superpuestas en varias instituciones.

Además, está la situación “no estamos solos”; es decir, hay más de 300 mil funcionarios públicos en las diversas instituciones y todos, sin excepción, reclaman aumentos de sueldo. Aquí surge una pregunta espinosa: ¿por qué los maestros obtendrían el incremento y los demás, no? Las enfermeras, los funcionarios judiciales, los empleados administrativos, los policías, los técnicos agrícolas, los catedráticos universitarios, los psicólogos del Neuropsiquiátrico, etc., en fin, todos desean ganar más y complacer al rollo es absolutamente imposible.

Es posible que el sector educación, en este momento, no necesite aumentar de nuevo los salarios docentes, sino una redistribución de su propio presupuesto, tras una necesaria limpieza de muchos haraganes y sinvergüenzas que son auténticos parásitos de nuestro sistema educativo.

Arreglemos la casa primero, combatamos la corrupción en el propio ministerio, pongamos orden y transparencia en el uso de los rubros docentes, evaluemos tanto la capacidad como la dedicación en tiempo real de los maestros a sus tareas específicas y después veamos cuáles son las necesidades prioritarias del área.

Con tantas huelgas y suspensiones de clases, la calidad de nuestra educación siempre permanecerá en los niveles más bajos del continente.

Es cierto que los maestros genuinos deben ganar más, mucho más de lo que perciben actualmente, pero este problema no se puede solucionar en forma aislada, sin considerar las otras múltiples carencias de nuestra sociedad.

ilde@abc.com.py

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