Olvidos en la autopista

En este país los políticos ya vienen con licencia para mentir. Y mienten y no pasa nada. Quizá porque ya nadie se predispone para creer, nadie tiene el ánimo de creerles, y menos todavía nos tomamos la tarea de evaluarlos, porque antes de que hablen ya sabemos que van a hablar nomás. Posiblemente sea un mecanismo de defensa, como cuando tratamos de desechar los malos recuerdos por sanidad mental, por sobrevivir sin demasiados dramas.

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En ese orden de cosas, hay una autopista de apenas 6,3 kilómetros que el Ministerio de Obras Públicas y sus empresas contratistas han sido incapaces de terminar en casi tres años. Se trata de la avenida Ñu Guasu, cuyas obras comenzaron en octubre de 2012 y que el entonces ministro Enrique Salyn Buzarquis anunció desafiante que el gobierno de Federico Franco la iba a llevar a cabo “contra viento y marea”. El plazo para terminar la avenida vencía en marzo de 2014. Las palabras del político caaguaceño las llevó el viento y pese a que se instaló un nuevo gobierno, ahí están todavía los trabajos incompletos, con casi dos años de atraso.

El actual titular del MOPC, Ramón Jiménez Gaona, se puso el miércoles pasado sobre el terraplén de Ñu Guasu, casi en la intersección con la autopista que lleva al aeropuerto, y desde ahí anunció que para diciembre próximo se habilitarán cuatro de los 6,3 kilómetros, conectando la Transchaco con el sitio donde él estaba parado. Si se cumpliera esta previsión, tendremos que esta obra avanza apenas un poco más de un kilómetro por año, trabajando al mismo tiempo dos consorcios, el formado por Tecnoedil SA (Roque Ardissone), Heisecke SA (José L. Heisecke) y 8A SA (Luis Pettengill) en el tramo I y Las Residentas (CIV SA, de Isacio Vallejos, y M&T Construcciones, de Julio Mendoza) en el tramo II.

Pero más allá de los trabajos viales hay cosas referidas a la avenida que están pasando al olvido. Las propias autoridades actuales del MOPC han dicho que esta obra es la peor herencia que recibieron del gobierno liberal, porque se hizo casi sin proyecto y por ende con demasiadas improvisaciones. ¿Quiénes son los proyectistas? ¿El Ministerio ha tomado medidas contra ellos? ¿Les ha pedido por lo menos explicaciones? ¿Le importa a la ciudadanía?

Un segundo olvido es la investigación fiscal abierta por presunto delito ambiental cometido por el consorcio encargado del tramo II, que hizo unas gigantescas excavaciones en el predio del aeropuerto internacional, de donde sacaron tierra para rellenar el terraplén. ¿En que terminó el caso? No sabemos. Está en el olvido.

Ya olvidamos también que la obra se tragó la franja de dominio del ferrocarril y una buena parte de la antigua Estación Botánico (protegida por ley); olvidamos que Ñu Guasu va a descargar hasta 30.000 vehículos más al día en Sacramento y Artigas, hoy ya suficientemente saturadas. Olvidamos además que la obra iba a costar US$ 27 millones, que luego subió a US$ 44,6 millones y hoy cuesta 20% más, es decir unos US$ 55 millones. Perdemos tiempo, patrimonio y dinero, pero como si nada nos siguen haciendo anuncios triunfalistas.

jobenitez@abc.com.py

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