Perdonar es sanarse

Durante cinco domingos consecutivos Jesús nos irá contando parábolas, para que entendamos mejor en qué consiste el reino que Él vino a inaugurar, invitarnos a participar y colaborar en su construcción.

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Hoy nos cuenta una parábola sobre el perdón, delante de la pregunta de Pedro: “Señor, ¿cuántas veces tendré que perdonar a mi hermano las ofensas que me haga? ¿Hasta siete veces?” Recordemos que Pedro tenía en mente la enseñanza del Talmud, que indicaba que se debía perdonar hasta tres veces la misma ofensa. Por ello, Pedro suponía que ya estaba siendo muy generoso.

El Maestro narra el caso de un rey que perdonó a uno que le debía cien millones de dólares y este, sin embargo, no quiso perdonar a su compañero que le debía cien dólares. El rey se pone indignado contra la dureza de corazón del que sabe pedir perdón, pero no sabe perdonar. Y notemos que los montos son sorprendentemente diferentes.

Con esto Jesús quiere enseñarnos que lo tanto que nosotros ofendemos a Dios es el equivalente a cien millones de dólares, en cuanto los agravios que hacemos los unos a los otros es como de cien dólares.

Sin embargo, perdonar es un proceso que se va dando con el paso del tiempo y de las actitudes de nobleza. Solamente el paso de los días y de los años no asegura el perdón: hay que tomar iniciativas para conseguirlo, y a veces, es un proceso con altibajos, pero se consigue mucho si hay humildad, confianza en Dios y gestos de liberación.

Es una expresión frecuente de las personas: “Perdono, pero no olvido.” Resulta que el Señor nos dio la memoria para recordar y no vamos a “olvidar” la ofensa, humillación o estafa recibida. Lo que hemos de buscar es que este evento no sea más como un veneno que intoxica nuestra vida actual, sino que sea algo que ya se quedó en el pasado, aunque, de vez en cuando, su evocación significa una cierta amargura.

El libro del Eclesiástico, que también leemos en este domingo, da sabias indicaciones: “Perdona el agravio a tu prójimo y entonces, cuando ores, serán absueltos tus pecados... Si un hombre mantiene su enojo contra otro, ¿cómo pretende que el Señor lo sane?”. El autor muestra que hay una asociación entre dar el perdón y recibir el perdón por nuestras faltas.

Asimismo, el hecho de perdonar genera sanación, tanto a nivel físico cuanto emocional.

Si usted tiene algo en contra de alguien, llame ahora por teléfono y le mande un saludo.

Paz y bien. 

hnojoemar@gmail.com

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