¿Quién gobierna las universidades?

Las universidades son instituciones fundamentales para la construcción, el desarrollo, mantenimiento, actualización y proyección hacia el futuro del país. Si las universidades son de baja calidad, el país será enano y subdesarrollado desde sus raíces. ¿Por qué? Porque las universidades existen: a) para formar a la mayoría, de los profesionales, b) para producir conocimientos sobre todo mediante investigación, transferirlos y mejorarlos, y c) para extender sus saberes y competencias a toda la sociedad, elevando constantemente los niveles de las culturas, las humanidades y las ciencias.

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Las universidades son la cúspide académica del sistema educativo y su trascendencia social, económica, política y consecuentemente moral es tal que difícilmente puede describirse. Por ser tan extraordinariamente importantes para todos los ciudadanos, la Constitución Nacional (CN) pone en manos nada menos que del Estado la organización del subsistema de educación universitaria, como parte constituyente del sistema educativo (Artículo 76). Según el artículo 240 de la CN “la dirección y la gestión de los negocios públicos están confiadas a los Ministros del Poder Ejecutivo” y como especifica el artículo 242 “los Ministros son los jefes de la administración de sus respectivas carteras, en las cuales, bajo la dirección del Presidente de la República, promueven y ejecutan las políticas relativas a las materias de su competencia. Son solidariamente responsables de los actos de gobierno que refrendan”.

En la CN está muy claro que el Ministro de Educación y Ciencias, bajo la dirección del Presidente de la República, es quien debe gobernar el sistema educativo universitario. ¿Gobierna el Ministro el sistema universitario? El Congreso crea las universidades por ley, sin que el Ministro intervenga en ello. El Congreso puede cerrar y cierra las universidades por ley, sin que la decisión del Ministro tenga poder para impedirlo o para exigir que se cierren teniendo causales suficientes para ello. El Consejo Nacional de Educación Superior (Cones) habilita o no e interviene universidades sin que la opinión del Ministro pueda decidir. Curiosamente en nuestro país, un CONSEJO a la hora de tomar y ejecutar decisiones, desplaza a quien encarna el Poder Ejecutivo, lo despoja de su poder constitucional y lo ningunea dejándole un voto entre trece. La Aneaes acredita las universidades sin que el ministro intervenga ni siquiera en la votación. ¿Gobierna el Ministro el sistema de educación universitaria? ¿En qué queda su dirección, gestión, administración, gobierno? La Constitución Nacional dice (242) que el Ministro “promueve y ejecuta las políticas relativas a las materias de su competencia”. ¿Cuáles han sido las políticas de los Ministros anteriores (el actual está empezando) sobre la educación universitaria?

No es razonable pensar que, por ejemplo, hayan tenido la política de promover la creación de facultades de derecho, pero tampoco parece que haya habido una política de control, ya que llegamos a 62 facultades de derecho. ¿Para qué? El 56% de la población tiene menos de treinta años y somos unos siete millones de habitantes, no parece inteligente tener tantas facultades de derecho.

El Cones, creado hace cinco años (2013) tiene como responsabilidad “proponer” políticas de educación superior. ¿Cuáles son las políticas propuestas? En el libro Blanco propusieron cientos de políticas, ¿Es ese el “consejo” que necesita el Ministro para orientarse en qué políticas promover y ejecutar? A esto se añade la actitud de las universidades que entienden la “autonomía”, que les da la Constitución, como “soberanía” para autogobernarse en independencia total.

Pasaron muchos años sin que se creara el Viceministerio de Educación Superior. Al final el parto fue decepcionante. Esperábamos que su creación respaldaría eficazmente la responsabilidad de gobierno del Ministro, pero la realidad para las universidades tal vez sea lo que me dice un amigo diputado: el Viceministerio de Educación Superior es prácticamente una escribanía para registrar títulos. Urge revisar, actualizar y mejorar el embrollo de leyes que afectan a la educación superior, al menos para que respondan claramente a la Constitución Nacional y a las exigencias del futuro. Si seguimos sin políticas de educación universitaria, si no se define la gobernabilidad de las universidades, si la pasiva permisividad del gobierno deja hacer a cada cual lo que se le antoja, si no hay dirección, gestión y administración real en función de gobierno, no tenemos futuro.

jmonterotirado@gmail.com

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