Relaciones conflictivas

Después de casi dos años de la derrota electoral en las presidenciales de 2013 la oposición intenta encontrar de nuevo el camino para pelear por el poder. No es un tránsito fácil.

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En las últimas semanas los partidarios del expresidente Fernando Lugo lograron posicionarlo de nuevo como el líder opositor mejor perfilado para unas elecciones presidenciales. Los posibles candidatos liberales quedaban muy atrás.

Ese dato envalentonó a los sectores de izquierda. Hicieron saber que teniendo el candidato mejor posicionado deberían encabezar cualquier acuerdo opositor con los liberales. Además recordaron que fueron los liberales los que dieron una mano para tumbar la primera presidencia de la oposición en los últimos sesenta años. La discusión de una eventual candidatura de Lugo era un debate que quedaba para más adelante.

En filas liberales la imposición pretendida por los izquierdistas cayó como una bomba expansiva. Ceder a esa pretensión implicaba perder espacios importantes en la estructura de poder; pero sobre todo entrar en un laberinto del cual podrían no volver.

La adversidad unió temporalmente a la dirigencia liberal que en una sola voz impugnó el planteamiento de la izquierda. La acusación de conspiradores también fue rechazada y recordaron que la administración de Lugo tuvo baches importantes que sirvieron de base para su remoción de la Presidencia de la República.

Los liberales pasan por un momento de tensión interna que los obliga a ser cuidadosos para no comprometer el futuro político. El senador Blas Llano desde hace bastantes años maneja el PLRA de acuerdo a sus tiempos y necesidades. Tiene una enorme estructura partidaria que le permite mantener el control interno sin pasar mayores sobresaltos. Los otros grupos internos nunca lograron armar una estructura similar. Todo pasaba por liderazgos personales que permitían tener un pequeño espacio; pero no mucho más.

En las últimas semanas los líderes de los grupos más pequeños iniciaron un proceso de fusión que pretende hacer frente a Llano para tomar el control partidario. Eso generó la alerta en el sector llanista. Después de años de dominio absoluto, el control partidario podría estar comprometido si no se tomaban las medidas correctivas.

La necesidad partidaria obligó al senador liberal a abandonar su cómoda posición de aliado del Ejecutivo para retomar al menos mínimamente el rol opositor. Eso le permitiría tener un mejor perfil interno de cara a las elecciones partidarias.

La ecuación es simple, ganando las internas mantienen la estructura y el control partidario. Además le genera suficiente poder para negociar espacios de cara a las elecciones presidenciales de 2018.

La tarea no parece muy compleja; pero en la práctica tiene grandes complicaciones. Los sectores minoritarios operan a tiempo completo para armar una estructura a nivel nacional para hacer frente al llanismo. La serie de acuerdos regionales con dirigentes de todos los niveles hace suponer un duro enfrentamiento interno.

Después de esos comicios el horizonte liberal podría no ser el mismo. Llano tiene que mover con cuidado todas sus piezas para tratar de mantener las líneas de conversación con el Ejecutivo sin comprometer el control partidario.

Por ahora la disputa por el espacio opositor está abierta. La izquierda trabaja para ocupar ese sitio. Los liberales tienen problemas internos que resolver y si no están atentos podrían quedar rezagados.

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