Selfies, drones y facturas

En naciones que procuran tener el título de país siempre existirán categorías de ciudadanos. En este terruño escuchamos que algunos son considerados de “primera” y otros de “cuarta”, sin existir el ciudadano de segunda ni de tercera calaña. Los que no somos de primera pasamos a la siguiente categoría, que es la cuarta.

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Y no solo el Paraguay muestra una segmentación ciudadana, también el globo terráqueo se encuentra fragmentado en países con mundos diferentes. Los de primer mundo y los del tercer mundo, sin existir el segundo, categoría que tan bien nos quedaría el día que comencemos a hacer las cosas como hay que hacerlas. Pero pinta que seguiremos anclados por varias décadas más con el pelaje de país tercermundista y con instituciones plagadas de ladrones y de ciudadanos de cuarta.

No puedo dimensionar el vyrochuquismo que le asiste y se impregna al paraguayo con apenas alcanzar un cargo, un uniforme, una misión estatal, una gorra, un compromiso jagua ry’ái y una pistola. Automáticamente se transforma en una especie de dueño del mundo y semidiós para originar –apoyado en su cargo, sus cortas a tácitas neuronas y su estrechez mental– la risa y la rabia del pueblo ante la clara demostración del vyrochuquismo que le asiste.

Y hablando de neuronas efímeras, también afloran en algunas mujeres la cavidad hueca y la desconexión existente entre los cordones cerebrales y el más común de los sentidos, al desubicarse en este mundo. Dos esposas de excajeros y sinvergüenzas, como casi todos los aduaneros, ocupan hoy el lugar que se merecen, el Buen Pastor. Ayudaron a sus esposos, también apresados, a esquilmar a este sufrido y necesitado país poniendo sus nombres a varios bienes para convertirlos en varios males del Paraguay.

Una médica, una niñera, secretarias vip, unas misses, varias modelos y la esposa de un oficial de la Policía se llevaron gran parte del Presupuesto General de Gastos de la Nación. ¿Cómo es posible que no puedan medir las consecuencias y las derivaciones que indefectiblemente han de llegar a los oídos y ojos del más común de los mortales? Se sabe que las ostentaciones, los lujos, la magnificencia y el alarde son las situaciones que arden al comprobarse que con los sueldos pagados no se puede facilitar el lujo y el derroche. No hace mucho, otra esposa de un excomisario se chupó más de 2.600 millones de guaraníes.

¿Puede un oficial policial de bajo rango disponer de un Audi Q7, una Hilux, un Tritón y una Range Rover? ¿Puede un funcionario estatal de su escaso sueldo convertir su rancho en casa quinta y mansiones, organizar fiestas costosas, adquirir lujosos vehículos y viajar con la yiyi a lugares lejanos y exóticos? Es fruto del vyrochuquismo criollo.

Los tontos usan selfies para exhibirse hasta cuando se echan el barro curativo del Mediterráneo por el cuerpo para que les aflore la suciedad, los ridículos suben sobre sus costosos equinos y monturas enriquecidas de plata para destilar la plata malhabida y certificar el vyrochuquismo en estado puro y natural.

Los vyrochuscos, enriquecidos de mediocridad, en vez de controlar se descontrolan y el contralor y contratan secretarias vip para elevar el comentario y la pasión de la ciudadanía que paga la onerosa mensualidad de las generosas y degeneradas secretarias.

Vayan los agradecimientos a los exjerarcas de la Policía Nacional y a su equipo de torpes y esterilizados de razón, a sus esposas y también el reconocimiento a sus distinguidos y onerosos caballos. Entre todos anduvieron al trote, y de primera pasaron a ser ciudadanos de cuarta y vyrochuscos para hacernos conocer, mediante selfies, drones y facturas infladas, una parte del motivo de la tanta inseguridad que se sufre en el Paraguay.

caio.scavone@abc.com.py

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