“Semillita” y el chat

Para varias generaciones de paraguayos su primer libro fue “Semillita”. Con sus limitaciones y críticas era el libro del primer grado con el cual muchos aprendimos a incursionar en el mundo de la lengua española. Letra por letra y sílaba por sílaba. Deletreando, con esfuerzo, a la luz de las velas.

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Después vinieron “Sigamos Leyendo”, “Estrellita”, “Acosta Ñu”, “Panorama Americano” y “Panorama Universal”, textos con los cuales completamos sexto grado leyendo perfectamente y escribiendo sin tantas faltas de ortografía. Por lo visto funcionaban.

Algunos maestros nos leían cuentos de hadas, fábulas y teníamos un cuaderno de caligrafía para trazar la mejor letra. Incluso, las góticas con tinta china.

En la humanidad la historia de la lectura comienza con los jeroglíficos que fueron ideados hace 5.000 años, luego vinieron los alfabetos fonéticos cuya edad se calcula en 3.500 años hasta que llegaron los pergaminos, y finalmente los libros.

De aquellas primeras piezas de lectura hoy hemos evolucionado a lo más moderno y hay quienes se cuestionan el futuro de los impresos y del papel. Pensando cuánto ha cambiado todo desde la antigüedad, la Edad Media y el Renacimiento, es una gran incógnita.

Quienes tuvieron la suerte de leer muchos libros en su adolescencia, integran una generación feliz, casi perdida.

Estos días se dijo que es difícil que un joven, que no adquirió el hábito de la lectura desde pequeño lo haga en el presente, pero no es imposible. La prueba de que es totalmente factible la testifican quienes en la secundaria o en la universidad dieron clases con maestros como Rolando Natalizia, Emina Nasser o Estela Appleyard por citar algunos. Leer y analizar libros enteros era la rutina.

La profesora Guillermina Schneider, en una charla propiciada por el departamento de Servicios Educativos de ABC Color con motivo del Día del Libro, se refirió a la importancia del hábito de la lectura y el déficit que tiene el sistema educativo actual, que no lo incentiva. “La consecuencia es que los estudiantes terminan la secundaria con un vocabulario pobre y limitado; sin capacidad para el debate y discusión”, dijo.

Ella considera que los estudiantes de la Educación Media deberían leer al menos 15 libros por año. Con tantos distractores en la era tecnológica, es como pedir peras al olmo.

Diez años atrás Mario Diament, destacado periodista argentino, se preocupaba porque la sociedad actual vivía la “era del zapping”. Los jóvenes no terminaban de leer un texto y por tanto no había secuencia lógica en la redacción de los estudiantes.

Hoy día, ni siquiera se completan las palabras y estamos ante los “jeroglíficos modernos” que nos invaden en el chat de los celulares o las redes sociales.

Cuando menos, producirían pereza en las neuronas. Hace falta una rebelión en contra de la nueva grafía de los chats y terminar de escribir las palabras. Los dedos no se gastan y no nos vendrá mal.

pgomez@abc.com.py

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