Señoritas obesas

Ningún concurso de belleza puede anular que la obesidad es un problema de salud que crece en el mundo, debido a las malas políticas de alimentación. La comida chatarra ya no es una opción sino la comida básica de millones de familias. El novato concurso Miss Gordita, a llevarse a cabo en nuestra ciudad, aunque dice contar con psicólogos y médicos especializados, no deja de ser un negocio que puede sembrar un precedente peligroso para muchas jóvenes. Lógicamente los comentarios de los lectores están encontrados. Muchos defienden la idea de que a la mujer hay que valorarla como es/está y por sus capacidades, opinión muy acertada y solidaria, pero es un error enaltecer la obesidad o considerarla un mal menor. Además no existe ningún cambio de mentalidad, las promocionadas modelos de talles grandes siguen siendo tan obedientes al consumismo como las modelos delgadas.

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Llamar “gordita” a las concursantes las disminuye y las convierte en víctimas. Por más videos que se difundan de enormes mujeres ágiles bailando salsa, no es una verdad de salud sostenible.

Los patrones de belleza que surgen para las mujeres varían y están dominados por el comercio para vender ropa, maquillaje, dietas, tratamientos estéticos, etc.

Somos diferentes genéticamente, en historias de vida, en deseos y fantasías, pero eso no cambia nuestra realidad ni debe confundirnos en el equilibrio que debemos buscar incansablemente a través de nuestro cuerpo, en el que nos toca ser y estar hasta el final de nuestros días.

Las obesas tendrán problema a futuro dentro de las nuevas perspectivas de vida y trabajo. Recientemente el Tribunal Europeo ha reconocido que la obesidad puede constituir una discapacidad laboral, sacando a flote uno de los más grandes problemas de los países desarrollados y emergentes sobre la vida económica. Y aquí se vislumbra un dilema, ya que los hombres sufren menos esta enfermedad que las mujeres, accederán más y mejor a los puestos de trabajo. Es seguro que la obesidad, a la par de la propaganda que se hace de lograr la independencia femenina (tener un trabajo bien pago), traerá problemas económicos y guerrillas sexistas legales a los países.

Informes dicen que por primera vez en el mundo hay más personas con exceso de peso que desnutrición, y la mala noticia es que esto irá en ascenso. Ya se considera esta enfermedad a la altura del tabaquismo y la violencia armada.

Tomando a la mujer como fuerza laboral fuera del hogar, hemos de subrayar entonces que precisamos crear políticas serias de salud pública y no disfrazar las necesidades.

La obesidad puede ser belleza pura y sublime en la mente del artista, en la fantasía sexual de la pareja, en la palabra del amable y hasta en la promesa del político, pero en la vida del día a día, donde todos luchamos con nuestro propio peso, la enfermedad nunca fue ni será un obstáculo fácil de superar.

lperalta@abc.com.py

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