Si Stroessner aún viviera

Un grupo de expertos llegó a la conclusión –según Natura– de que no se puede vivir más de 125 años, aunque advierte que el avance tecnológico es capaz de extender este plazo de manera artificial. La que más tiempo vivió hasta ahora es la ciudadana francesa Jeanne Calment (122 años) y en opinión de los científicos este récord puede ser superado muy pronto.

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Si Alfredo Stroessner viviera aún, hoy tendría 105 años, veinte menos de la expectativa científica. Además de su famosa frase, “ahí solo falto yo”, cuando vio la asunción al cargo de su consuegro Andrés Rodríguez, rodeado de los mismos que los rodearon a él mientras ejercía el poder, se preguntaría: “¿y para esto me derrocaron?” 

Casi treinta años después de su derrocamiento hubiera presenciado la vigencia de su modelo con algunas pequeñas variantes. En vez de distraerse con el show de Xuxa en su exilio, se hubiera divertido viendo cómo sus discípulos aplican hoy el criterio de prensa amiga contra prensa enemiga y no hubiera entendido cómo no se le ocurrió ser dueño de varios órganos y pudo conformarse con el diario (Patria) del partido y el diario (Noticias) de un amigo, además de casi todas las radios y canales alineados. 

Eso sí, le hubiese disgustado que den tantas vueltas con Mabel Rehnfeldt para meterla a la cárcel, si hasta con Zuccolillo pudo, ¿por qué estas fiscalas novatas no pueden contra una mujer? y si fuera necesario, obligar a Alliana a conseguir el silencio de la Junta de Gobierno para clausurar los que no son nuestros ni de los nuestros. Total es seguro que los chupamedias se van a atropellar para hacer llegar telegramas, mejor dicho, WhatsApp para felicitar a rabiar. 

No hubiese creído lo que estaba viendo en materia de corrupción. Quienes eran apenas pichones durante su gestión hoy son grandes y respetables señores del hampa, honorables mafiosos que al mismo tiempo son paladines de la democracia y el respeto a los derechos humanos. No podría comprender cómo con el poder que tenía encontraba apenas diez a doce ítems de corrupción que actualmente son incontables. 

Con sus hipotéticos 105 años se moriría de envidia del estilo de vida que llevan hoy simples diputados, senadores y gobernadores, y doña Ligia le reclamaría la fastuosa residencia de Zulma Gómez en el Paraná Country Club mientras ella estaba condenada a vivir en la vetusta residencia presidencial. Lo mismo le reclamaría su hijo Gustavo comparando la entonces modesta residencia de su amigo Icho con la del vecino de Zulma, el gerente tabacalero del actual Presidente. 

Stroessner reclamaría por qué dejaron crecer tanto el prebendarismo y el clientelismo estatal y no se limitaron a aplicar la doctrina de “quienes no están conmigo, están contra mí”, no en el sentido de Mateo sino de Alfredo. Y si con eso no fuera suficiente, hubiesen aplicado la otra doctrina: “café o leche, nada de café con leche” y dejar de meter zoqueteros opositores en el Estado, agrandando innecesariamente el presupuesto. 

Lo único bueno que hubiese encontrado hoy es que permanecería libre, sin condena alguna y lo fácil que le resultaría encontrar abogados chicaneros, fiscales obsecuentes y jueces y ministros de la Corte timoratos para disfrutar de las visitas de Walter Bower y del Chico 10, tal vez no precisamente para recibir orientaciones, sino para tratar de adaptarlo a los nuevos tiempos y ponerlo en condiciones de reclamar un lugar en el Senado, basado en la doctrina Lugo de que puede ser senador un expresidente que no terminó su mandato y hacer mayoría para reivindicar el autoblindaje. 

No tendría ningún problema con los millennials , para quienes no existe el mundo sino después de internet y de los smartphones, pero en una sociedad enamorada aún del ancien regime –no se sabe por qué– él estaría en su palo.

ebritez@abc.com.py

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