Solo falto yo...

El militar que engendró la dictadura más larga e improductiva del Paraguay fue Alfredo Stroessner. Este General es probablemente el artífice de la corrupción generalizada, promotor del atraso cultural, causante de la pobreza campesina, forjador del clientelismo partidario, apasionado por el populismo barato, propulsor de la impunidad, gestor del nacionalismo de fachada, padrino de honor de la indecencia, de la deshonra y de la mediocridad educativa, tutor de sus compatriotas nazis verdugos de la humanidad y apocalíptico alcahuete de torturadores criollos, gestor de la fuga de cerebros y del cierre de diarios y radioemisoras y propulsor de la gran cantidad de cadáveres y tumbas NN que se van desenterrando. Son, entre otras cosas, algunos de los “honorables logros” de este repulsivo y espantoso personaje que tanto duró en el Paraguay.

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Con los años, el paraguayo se instaló en un molde y el producto que se desprende de una matriz no es sino el fruto hereditario que se desengancha de ese útero. Durante años el claustro paraguayo conoció solo de un sistema de vida y ese régimen es el que le entregó la horma del atraso generalizado, mixturado con la corrupción y el condimento de la joda con gusto a rancio y aroma de pudrición.

El incompetente manejo gubernamental ya ni al consuegro gustó y se vino el día de la Candelaria para que de un plumazo desapareciera lo que parecía que la lucha sería hasta las “últimas consecuencias”. Una sola secuencia tuvo aquel 3 de febrero de 1989 y el tirano gallito en la madrugada de ese día, y en menos de lo que canta un gallo, ya estaba temblando de miedo en la Caballería.

Los que saben cuentan que cuando el consuegro estaba tomando la posta presidencial en el Palacio de los López, Stroessner comentaba frente al televisor: “pero allí solo falto yo” en alusión a que estaban muchos de sus colaboradores y quienes le decían que lucharían a su lado hasta la muerte.

A 26 años de incrustarse el hacha, que tanto desbastó y exilió a los paraguayos, por su mismo pie, hoy todavía quedan resabios y reignorantes que siguen usando la piedra filosofal stronista. Al subirse al avión dicen que seguía extrañado y repitiendo que solo lo echaban a él. ¿Y el resto?, decía... El resto estaba aplaudiendo su ida, salvo algunas ratas que por un rato abandonaron el país, otros que se guarecieron en moteles sin mujeres pero con valijas de dinero y algunos “incondicionales” que al instante se convirtieron en más rodriguistas que el propio Rodríguez.

Acaba de ocurrir en Villarrica un golpe muy parecido a toda esta historia, lo rajaron al rector de la Unves, una universidad que tiene un espantoso y lamentable manejo que avergüenza a toda la ciudad. Despidieron al rector por una exuberancia de ilícitos y una abundancia de causas que lo llevaron a su cómoda y placentera prisión domiciliaria por amasar una enorme fortuna con toda su masa familiar.

Solo el rector se fue a su casa, el resto de la familia sigue intacto. Los otros clanes familiares y filibusteros que lo secundan siguen colgados de las lechosas tetas de esta universidad y, cuando parecía que una convaleciente ventisca soplaría, nos topetamos con que los corsarios ganchos corruptos y su escandaloso nepotismo seguirán manoseando el rico presupuesto que tiene de 45.384.941.995 de guaraníes.

Esta corrupta, deplorable, vergonzosa y tragicómica universidad, que entrega mediocridad a sus 4.000 estudiantes, sigue siendo manejada por unos malandrines clanes familiares. Hicieron un simulacro de castigo entre los títeres de la justicia y de la intervención para hacerle rajar solo al rector quien, desde su casa y gozando del dinero ajeno, estará diciendo lo que dijo Tembelo 26 años atrás: pero ahí solo falto yo....

caio.scavone@abc.com.py

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