Solo las energías sanas llevan a la paz

La primera condena por cyberbullying conocida días pasados causó un revuelo en la opinión pública. Psicólogos, educadores, comunicadores, padres de familia y otros profesionales, se pusieron a debatir el tema, desde distintos ángulos. La víctima, una adolescente, venía sufriendo ataques sistemáticos, a través de las redes, de parte de otra jovencita.

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Las agresiones, hoy día, se producen a cada segundo. Las niñas, atraviesan por una etapa muy complicada de sus vidas y si no se las contienen, comienzan a atacar a sus amiguitas y compañeritas de colegios. La familia tiene un papel fundamental en ese sentido. Los hijos y las hijas trasladan sus conflictos personales a otros grupos. Tanto la víctima como la agresora tienen serios problemas psicológicos o familiares, que si no se resuelven a tiempo, pueden conducir a cosas peores.

En la pubertad, las chicas son muy vulnerables y cualquier crítica a su imagen o persona, les duele mucho. Nunca están conformes con sus físicos y se creen muy gordas o flacas. Tanto es así, que a menudo sufren de bulimia o anorexia. Los medios de comunicación y la moda, colaboran bastante, difundiendo cuerpos perfectos, como modelos estéticos. Las jovencitas quieren parecerse a esas figuras esculturales y hacen dietas, gimnasias y hasta cirugías, para lograrlo. En la edad adulta, ya casi no sufrimos por los ataques, por los mecanismos de defensa con que contamos. Claro, no faltan las personas que llegan hasta los estrados judiciales, por los acosos que reciben. Sobre todo, hay casos de modelos que sufrieron de distintas formas este problema.

El caso del bullying debe ser tomado en serio, por padres y maestros. Se tiene que ver la posibilidad de contar con mediadores en los colegios, que puedan negociar con las personas que están involucradas hasta llegar a una solución pacífica. Los padres y las madres de agredidos y agresores, también deben conversar, con buen ánimo para resolver la situación. Solo las energías sanas llevan a la paz. Es una lección que debemos aprender todos.

La tarea de los colegios es fomentar el deporte, las artes, la música y la literatura. Si los niños y jóvenes emplean su tiempo en esas actividades, canalizarán mejor sus energías. Se han comprobado que la danza, el canto, la lectura, sensibilizan el espíritu humano. Hay que volver a los antiguos juegos infantiles, que nos acercaban unos a otros. El descanso, la goma, la piola, que nos ayudaban a bajar de peso. La pandorga, el trompo y la balita, que se jugaban entre varios y resultaban sanos y divertidos. Siempre, con la aventura de compartir, disfrutar y confraternizar. Ser personas sanas mental, física y emocionalmente.

Finalmente, en el hogar comienzan las violencias. Una familia enferma llega a descomponer la sociedad. Los hijos copian las conductas de los padres. Sin embargo, si los padres son tranquilos y amorosos, los hijos son dulces y pacíficos. Ningún esfuerzo resulta si el conflicto está en la casa. El trabajo debe comenzar en el hogar.

Una familia sana es abierta y tiene mucha voluntad para resolver los conflictos. Tiene a Dios, en primer lugar, para los casos más difíciles. Hay que desarrollar la espiritualidad en la familia, compartir los almuerzos y conversar mucho.. Practicar el amor y el perdón, que son dones que nos regala el Creador. Por allí, pueden venir la solución a los problemas de tanta violencia.

blila.gayoso@hotmail.com

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