Soluciones estructurales

Con las aguas retornando a sus niveles normales y el paso de los meses que hacen olvidar la reciente crecida de los ríos y esteros, ya nadie recuerda que este drama se repite periódicamente en el departamento de Ñeembucú.

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Las autoridades de la zona, responsables de impulsar proyectos de reubicación que rescaten a las familias instaladas en los lugares más bajos e inundables, ya sólo piensan en las próximas elecciones y como “pescar” la mayoría de los votos, olvidando por completo que gran parte de la población requiere de medidas estructurales.

Tras la vergonzosa disputa por el protagonismo en el reparto de víveres que han llegado de manera abundante a esta zona, gracias a la extraordinaria solidaridad de organizaciones de todo el país y el extranjero, no se verificó ningún avance hacia soluciones definitivas.

Quedaron en aguas de borraja los anunciados planes de reubicación en lugares altos y libres de inundación de las familias más humildes. Ni siquiera se concretó un estudio serio que permite conocer con exactitud el número de viviendas que se encuentran en lugares inundables y cuáles son los terrenos disponibles para el asentamiento de las familias en riesgo.

Para elaborar este documento imprescindible y no repetir los errores del pasado no se requiere de grandes inversiones, sólo de un poco de inteligencia, voluntad y sentido común de las autoridades.

El Comité de Emergencia Departamental debería tomar la iniciativa convocando a las organizaciones similares de los 16 distritos. Sería imprescindible contar con el asesoramiento técnico y la cooperación de la Secretaría de Emergencia Nacional (SEN), la Secretaría del Ambiente, el Ministerio de Obras Públicas, la Gobernación de Ñeembucú, los municipios, las universidades, la Policía Nacional, la Prefectura, Bomberos Voluntarios, Comisiones vecinales etc., que siempre cooperaron en los casos de emergencia.

En este año de elecciones municipales, un trabajo conjunto de las autoridades en busca de estas soluciones estructurales sería un signo de una sociedad renovada. Si en cambio, se persiste en la acción puramente electoralista y tramposa de repartir los víveres “ahorrados” de la emergencia anterior para canjearlos por los votos de los humildes, estaremos ante la evidencia de que seguimos siendo gobernados por buitres que se alimentan de la miseria de un pueblo marginado.

clide.martinez@abc.com.py

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