Tal vez esté finalizando un ciclo

ABC Color lanzó la idea de arreglar la casa antes de comenzar la fiesta, y no después. Fue a través del editorial del pasado martes 16 bajo el título “Los descontentos y una unión democrática”.

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Algunos tratan erróneamente de denostar el planteamiento ubicándolo en la categoría de plataforma electoral disfrazada de inocente idea tendiente a perjudicar a los partidos políticos. La idea no es esa.

El diagnóstico sobre el cual se levanta la hipótesis es ampliamente compartida: en 27 años de libertad y ejercicio democrático no se observan mayores avances en los resultados esperados de una democracia abierta y participativa, por lo que se concluye que, como en todas las naciones existen ciclos que comienzan y terminan, no es arriesgado advertir que probablemente el ensayo paraguayo de vivir en una democracia de mala calidad esté llegando a su fin.

A lo largo de la transición se vino midiendo la actitud de la ciudadanía frente a la opción de vivir en democracia o dictadura y solo a duras penas se logró que una frágil mayoría de la gente pensara finalmente que es mejor hacerlo en democracia, pero las manifestaciones diarias a través de los medios y de las redes sociales es de repudio masivo a los factores clave que una democracia debería resolverlos civilizadamente, como la corrupción, la inseguridad, el desempleo y la extrema pobreza, pero no lo hace.

La clase dirigente del país, en prácticamente todos los estamentos, se acostumbró a funcionar sobre la lógica de la impunidad y la indiferencia+renunciamiento de la ciudadanía a ejercer sus derechos, con lo que solo se logró instaurar un régimen partidocrático y gremiocrático que, en vez de aglutinar e incluir, excluye, garantizando así cúpulas que no representan sino a sus respectivas clientelas.

Las voces de descontento y frustración se escuchan muy esporádicamente y las veces que eso ocurre son apenas como un cumplido de la conciencia crítica y el rechazo débil a todas las barbaridades que asistimos día a día en cuanto a robo descarado a los bienes públicos, a la delincuencia organizada -que cada vez más llega a altas esferas-, a la doliente pobreza y exclusión, todo esto frente a una justicia ordinaria que actúa de espaldas, al igual que los “representantes” del pueblo e instituciones incapaces de resolver los problemas.

El editorial de ABC advierte que frente a este estancamiento existen pocas señales de avance y que objetivamente se podría pensar más bien en un retroceso, lo que implicaría la posibilidad cierta de que el pueblo caiga en el error de confiar nuevamente en fórmulas autoritarias, disfrazadas de populismo, de izquierda o de derecha.

Antes de que eso ocurra, es necesario pensar en un mecanismo de salvataje que la propia democracia y la Constitución vigente contemplan, puesto que se trata de que la propia ciudadanía busque y encuentre la forma de separar el trigo de la paja y en vez de repetir sus errores, encuentre una salida de aciertos.

Eso es limpiar la casa antes de que comience la fiesta; la que nos hará bailar, no precisamente de alegría, sino por poner los pies en polvorosa.

En estos días se discute sobre la posibilidad de hacer una reforma o una enmienda de la Constitución para adoptar nuevamente la reelección presidencial en el Paraguay. Sería oportuno y acertado que la ciudadanía, en especial la juventud, adopte una ENMIENDA, pero no de la Constitución sino de su propia conducta política.

Los jóvenes han estado demasiado tiempo en actitud del renunciamiento y de dejar pasar, permitiendo que otros se hagan cargo de los asuntos que a todos concierne.

Llegó la hora de ENMENDAR ese comportamiento equivocado que nos llevó a esta situación límite y en vez de continuar en la postura inamovible es necesario adoptar otra de reacción, sacudiéndose de la modorra para simplemente usar su máxima facultad constitucional de decidir por sí mismos, en otras palabras, convertirse en soberanos.

ebritez@abc.com.py

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