Tanzania, luz y cortes

Ciertamente, una semana es un tiempo completamente insuficiente para entender un país y, por tanto, las impresiones que siguen a continuación son preliminares y superficiales, basadas en lo visto durante siete días y en lo leído previamente para poder manejarnos mínimamente.

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Estoy en Tanzania, África Oriental, un país que se extiende desde el Océano Índico hasta el Lago Victoria, y solo hemos estado hasta ahora en las planicies que se extienden al oeste del monte Kilimanjaro, la montaña más alta de África, y en la zona dominada por este imponente volcán.

Hay pobreza, no muy distinta a la de nuestro Paraguay, pero la limpieza es muy distinta. Muchas calles son de tierra, la mayoría, pero no hay basura ni desperdicios arrojados por nadie. Los baños públicos brillan, literalmente. A nosotros nos han acostumbrado a la mugre y creemos que “así nomás luego es”.

Debe ser porque, tal vez, en Tanzania la educación no está tan prostituida como en nuestro Paraguay, donde la han corrompido las ONGs que medran con ella y nuestros partidos políticos que la han convertido en madriguera de sus ignorantes y venales operadores. 

Una mayoría cristiana convive con una sólida minoría musulmana en Tanzania. He visto a cientos de chicos y chicas yendo a la escuela en la zona del Kilimanjaro, bien temprano a la mañana, vistiendo el mismo uniforme con un pulóver tejido con los colores de la bandera tanzana, pero las chicas musulmanas van con el velo que la religión de sus padres impone a las mujeres para señalar su sumisión al padre/marido/hermano/Dios. 

La paz entre ambas comunidades se mantiene mucho mejor que en otros países con gran presencia musulmana, creo, porque el gobierno, más autoritario que democrático, está logrando contener el programa político del Islam, un proyecto totalitario, intolerante, retardatario, violento, bien disfrazado y mejor financiado por la tiranía de Arabia Saudita. 

En los lugares que hemos visitado hasta ahora en Tanzania se corta la luz constantemente, igual que en nuestro país. La misma frecuencia y la misma duración que nuestros cortes. Pero Tanzania no tiene nada que pueda compararse, ni remotamente, con Itaipú y Yacyretá. 

Cuenta Wikipedia que el gas natural es la fuente de generación de la mayor parte de la energía eléctrica generada en Tanzania; apenas 1.521 MW es el total de energía eléctrica generada. Solo el 38% de ese total tiene origen hidroeléctrico y 25% de toda la energía generada se pierde por “falencias” en la red de distribución. 

Me parece evidente que si los paraguayos estamos sufriendo la misma situación que los tanzanos es porque los traidores que dirigieron nuestro país desde que las binacionales entraron en operaciones trabajaron deliberadamente para que nuestro Paraguay no pueda consumir su abundante energía y para regalársela durante cuarenta años a los voraces Brasil y Argentina. 

Los llamados “gastos sociales” de Itaipú y Yacyretá fueron, y siguen siendo, un soborno prebendario para gobernantes sometidos a nuestros vecinos que debieron y deben aplicarse a las redes de transmisión y distribución de energía a siete millones de paraguayos, a sus emprendimientos y a sus industrias.

Bello país, Tanzania. África pura, sabana, gente amable, calor y lluvia. Me terminó de abrir los ojos.

evp@abc.com.py

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