Trabajo sucio: ¿quién puede hacer?

El audio atribuido al superintendente de Servicios Generales de Itaipú provoca repulsión y revela muchas aristas criminales en toda su dimensión.

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En el audio no solamente se oye sobre dos mujeres que terminan trasladadas y confinadas –una a un gimnasio y la segunda a otra oficina sola–, sino además se oye cómo se tercia para conseguir un guardia de seguridad “chiita” dispuesto a todo: robar celulares de las dos mujeres para hacer desaparecer evidencias. 

Itaipú es una de las empresas top del país; la gente que allí trabaja es, definitivamente, privilegiada. Y uno espera que quienes están allí trabajando en nombre del Paraguay estén a la altura de las circunstancias, con mayores estándares de cualificación personal, no unos pusilánimes acosadores de mujeres que estriban su poder en el cargo que ostentan, no en la autoridad que da el profesionalismo. 

Si alguien no nos hubiera dicho quiénes estaban involucrados en el audio, uno hubiera pensado que la conversación se extrajo de algún diálogo “bien berraco” de la serie de Pablo Escobar: “¿Trabajo sucio quién puede hacer por allí?”...Y sigue: “Entre los guardias. Le mandé ahora como secretaria de Julio Rojas. Está allí en su ámbito esa chica”. Y más adelante pregunta: “Algún guardia, soldado, tipo soldado chiita, ¿no tenemos por allí? Leal”. E insiste: “Que se pierda un teléfono allí, de la oficina, sin querer queriendo”. 

La voz atribuida a Arturo Giménez, exviceministro de la Juventud y actual superintendente de Servicios Generales de Itaipú, dice también: “Va a ser un susto para ellas y se van a quedar sin nada. Ayudame un poco con eso, por favor te pido” (...) “Tiene que ser fino. Sin querer tiene que desaparecer”. 

El día que pasamos el audio por radio ABC Cardinal llamamos al señor Giménez para que pudiéramos tener su versión. Nos atendió, pero cuando oyó la última parte del audio, decidió cortar. Volvimos a llamar, y dejó sonando el celular –no volvió a atender–. Como media hora después, llamó a la línea baja del diario, nos dijo que no era su voz, pero que, además, lo importante era que su familia le creía. Le dijimos que le retornaría el llamado la compañera Nancy Espínola, encargada del material. Ella volvió a llamar, y no le atendió. Esa tarde volvieron a llamarlo desde la radio; tampoco volvió a atender.

Apoyada en viejos recuerdos de haberlo visto crecer a tres casas de la mía en Villarrica, pensé que podía estar la duda de que no fuera su voz. Pero cuando el viernes a la mañana, entrevistado por la 970, el hombre dijo que no lo habíamos llamado, me quedé estupefacta. Quien puede mentir a tales niveles de exposición pública sin inmutarse puede desmentir un audio. Claro que sí.

Este episodio es un balde de agua sucia a la campaña de Itaipú certificada como “empresa segura libre de violencia y discriminación contra las mujeres”. Mientras no hagan algo sobre este hecho, que, además, incorpora ribetes de crimen, no pasa de ser una campaña más en el papel. 

Y el papel se sabe para qué sirve.

mabel@abc.com.py

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