Un fracaso con mensaje

La suspensión en el Congreso, hasta el año que viene, del juicio político a tres miembros de la Corte constituye la primera derrota política de peso del presidente Horacio Cartes y sus aliados circunstanciales. Se ve amplificada por el hecho de que ocurre a solamente un año y cuatro meses del inicio de su gestión y porque la postura de cinco senadores de su partido fue clave para trabar la iniciativa.

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Hasta ahora los cuestionamientos a Cartes desde el Partido Colorado eran aislados o disfrazados, aunque era un secreto a voces la disconformidad de muchos dirigentes importantes.

La posición asumida por los senadores colorados que dijeron no al juicio, al menos por ahora, es un mensaje claro y un anticipo de que, en los próximos meses, las cosas pueden no ser tan tranquilas como vienen siendo entre el Presidente y el partido de gobierno. Para quienes desde hace tiempo contenían su desacuerdo con el Ejecutivo fue una oportunidad que no podían desaprovechar para darle un “akapete” al Mandatario. Si para ello debían desobedecer una decisión institucional, mejor.

Los colorados disidentes aprovecharon para recordarles a quienes ahora decidieron seguir la indicación partidaria que, en junio de este año, los que ahora se rasgan las vestiduras optaron por no votar para presidente del Congreso a un colorado (Juan Darío Monges) y lo hicieron por un liberal, Blas Llano. Esa vez también fue una directiva de Cartes.

Para un sector de la oposición, venida a menos en los últimos meses, fue asimismo una oportunidad de ganar protagonismo y de mostrarse como un solo bloque, más allá de sus desavenencias.

Además de Cartes, otro que resulta golpeado (una vez más) en esta coyuntura es el Partido Liberal Radical Auténtico. Ya en la Cámara de Diputados algunos optaron por votar en contra del juicio. Dos senadores liberales siguieron ahora el ejemplo. Como si no fuera suficiente la imagen de ser el furgón de cola cartista, pusieron en evidencia la falta de cohesión interna.

Lanzar un plan de cambio de varios ministros de la Corte a esta altura del año era una jugada demasiada arriesgada que podía tener consecuencias políticas a mediano y largo plazo. Al no haberse resuelto con la celeridad planeada, el tiempo ahora le juega en contra al oficialismo (colorado y liberal) y fortalece a quienes desean imponer algunas condiciones al Mandatario.

Hasta ahora Cartes se dio el lujo de ignorar al partido y manejar con ventaja sus relaciones con la oposición. Todas las fichas están puestas a la supuesta llegada de inversiones y a las decenas de obras públicas anunciadas para el año próximo y que estarán a cargo de los ministros que no se han destacado justamente por la eficiencia de su gestión. ¿Qué pasaría si no se obtiene el resultado esperado?

Más que el fracaso circunstancial del juicio político en el Senado, resalta el hecho de que sus impulsores no lograron instalar en el interés de la ciudadanía la propuesta de la reforma del Poder Judicial. La iniciativa no motivó marchas o respaldos masivos. Es significativo que el Presidente haya decidido no liderar este proceso. Tal vez porque no quiere (en cuyo caso debió haberlo parado mucho antes), tal vez porque no sabe cómo hacer eso. En cualquiera de los casos, su imagen no queda bien parada.

mcaceres@abc.com.py

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