Una catástrofe que no es casual

El origen y principal causa de la penuria educativa que padece el Paraguay está, como ya escribí la semana pasada: “en la irresponsabilidad criminal con que nuestro sistema político ha permitido y promovido que la enseñanza se convierta en un oficio mal retribuido, tanto económica como socialmente”. 

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No me extraña que con varios columnistas (como Luis Bareiro o Benjamín Fernández Bogado) hayamos coincidido en la elección de tema; lo que me sorprende es que no haya aún más comentarios al respecto; porque estamos ante una verdadera catástrofe, como esos huracanes del Caribe, solo que nuestra catástrofe, además del presente, está arrasando el futuro del país. 

Empiezo a pensar que la penuria educativa del Paraguay no es la consecuencia casual de una mala elección de políticas, sino el resultado de un esfuerzo sostenido y sistemático para destruir el sistema educativo por parte de autoridades e instituciones que deberían impulsarla y promoverla, pero que hacen todo lo contrario. 

Ni la transición ni la democracia han llegado a la educación. Se trata de una continuación premeditada de la política educacional de Stroessner, que despreciaba cultura y consideraba peligrosas para su gobierno a las personas con buena formación y las perseguía, como a Roa Bastos, o las marginaba, como a tantos intelectuales excluidos de la enseñanza por la dictadura. 

Ya sé que, como todos los sincericidios, suena inverosímil pero, con unas copas de más, una importante política de base resumió esta animadversión por la educación con la siguiente frase: “Yo no quiero que se eduque a la gente, porque los ignorantes son mis votantes”. 

Veamos una lista que pinta el panorama de la situación actual de la educación, resultado de este tipo de pensamiento: 

Presupuesto a todas luces insuficiente y profesorado tan mal pagado que casi no existe ningún otro oficio que requiera formación superior con peor remuneración. Irresponsabilidad del Poder Ejecutivo y del Congreso Nacional. 

Vía libre a cualquier autoridad para robar, malversar y desviar los pocos pero tentadores fondos destinados a educación, desde el dinero de Fonacide hasta los negociados con útiles y meriendas escolares. Irresponsabilidad de la Fiscalía y el Poder Judicial. 

Responsables de malversaciones que se pasean por las calles riéndose de todos los ciudadanos y, sobre todo, de los estudiantes, y que reciben el “castigo” de volver a integrar las listas de candidatos para las próximas elecciones. Irresponsabilidad del Poder Judicial y de los partidos políticos. 

Infraestructuras en situación de colapso: Irresponsabilidad de las municipalidades y las gobernaciones, que hicieron las obras, y del Ministerio de Educación, que no las fiscalizó. 

Instituciones educativas privadas que reparten títulos sin ningún control real ni de sus programas de estudios, ni de la calidad de su profesorado, ni de sus parámetros de evaluación. Irresponsabilidad de las propias instituciones, pero también del Congreso Nacional que promovió su creación y desactivó los mecanismos de control de calidad académica como el Cones y el Aneaes, recortando su autoridad y sus presupuestos. 

¿De verdad alguien espera que, en estas condiciones, la educación funcione? ¿De verdad nadie se ha dado cuenta de que, hace por lo menos cuarenta años, la formación de los egresados en todos los niveles ha caído en picado, en todas las mediciones educativas internacionales, hasta dejar al Paraguay entre los dos o tres países de la región y los diez o veinte del mundo con peor formación primaria, secundaria y universitaria?

Honorables autoridades y destacados políticos de este sufrido país: les reconozco que están haciendo un denodado y agotador esfuerzo en materia educativa. Los resultados están a la vista: ya casi han conseguido destruirla por completo. 

Lo que les pido es que se hagan cargo de su éxito y reconozcan, al menos, que se han propuesto lograr que el Paraguay sea un país de analfabetos e ignorantes… Porque tamaña cantidad de decisiones, acciones e inacciones que contribuyen a la catástrofe de la educación no puede ser casual.

rolandoniella@gmail.com

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