Una vida nueva

Hoy es domingo de Pascua, cantamos el Aleluya, nos saludamos con júbilo y alabamos a Dios por la nueva creación que Él hace en este día glorioso.

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El Evangelio muestra que algunas personas van al sepulcro de Jesús y lo encuentran vacío, es decir, su cuerpo no estaba allá, de modo que “el sepulcro vacío” es una de las pruebas de su Resurrección. Veremos a lo largo del tiempo pascual muchas apariciones de Jesús a sus discípulos, y esta es una innegable evidencia de su Resurrección.

Así, vamos entendiendo mejor en qué consiste esta “vida nueva” que el Padre nos ofrece: Él envió a su Hijo Unigénito para vencer al mal, al pecado y a todo lo que genera tristeza y muerte. Jesús aceptó con valentía esta misión y la cumplió fielmente: el Viernes Santo murió en la cruz y el Domingo de Pascua se mostró más poderoso que la muerte.

La fiesta que celebramos es el centro de nuestra fe, del año Litúrgico y podemos afirmar, de todo el universo: no hay, ni nunca habrá otro hecho más significativo do que este, por ello, alegrémonos en este día que el Señor ha hecho para nosotros y asumamos el compromiso de ser una persona con dignos valores.

Nuestra vida cristiana, nuestra esperanza está basada en la Resurrección de Cristo y es por la fe en Él que obtenemos el perdón de los pecados, y si buscamos tener un corazón limpio, empezamos desde hoy a tomar actitudes que construyen la fraternidad.

La oración colecta de la Misa afirma: “Que por la acción renovadora de tu Espíritu resucitemos a la luz de una vida nueva”. Como el Espíritu Santo transformó a vida de Jesús, pedimos que también transforme la nuestra.

Sin embargo, la vida nueva debe manifestarse de modo concreto y no solamente con lindas palabras y buenas intenciones. Sabemos que Jesús “pasó haciendo el bien y sanando a todos”, y también nosotros debemos abandonar ciertas macanas, como la deshonestidad profesional, la infidelidad matrimonial y las pasiones desordenadas.

Hemos de ayudar a todos para que se sanen física y emocionalmente, y jamás hemos de enfermar a los sanos, por causa de nuestro nerviosismo, de expresiones frívolas o de repetidas irresponsabilidades.

Además, el apóstol nos invita: “Ya que ustedes han resucitado con Cristo, busquen los bienes del cielo, tengan el pensamiento puesto en las cosas celestiales”, es decir, mostremos nobleza en nuestra conducta.

¡Felices Pascuas de Resurrección para todos! 

Y nosotros, Hermanos Capuchinos... ¡seguimos aceptando los chocolates que nos quieran regalar!

Paz y bien

hnojoemar@gmail.com

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