Vacuna con agua y jabón

Después de los acueductos romanos de Europa, la primera red de bombeo de agua potable surgió a mediados del siglo XVI, en Londres. A partir de entonces la distribución del vital líquido se ha vuelto un servicio esencial para las ciudades modernas y ya no conocemos otra forma de vida.

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A fines del siglo XVIII, en 1796, se descubrió la primera vacuna contra la viruela. El nombre de vacuna proviene precisamente de los ordeñadores de vacas que estaban en contacto con la viruela de los vacunos y que por ser menos agresiva se inmunizaban contra la enfermedad.

Tanto las vacunas como el agua potable se constituyen en los dos principales logros de la humanidad en materia de salud. Ayudaron a mejorar enormemente la calidad de vida y a evitar las grandes pestes que tanto golpearon al mundo.

Esto lo dijo días pasados el mismo ministro de Salud Pública, Dr. Antonio Arbo, quien insistió en que la forma más económica de mantener la salud y evitar los altos índices de mortalidad son el agua potable y las vacunas. Pero nada suplanta en cuanto a efectividad, accesibilidad y economía al agua y al jabón en un lavado de manos.

Esta semana, el Ministerio de Salud Pública junto con el de Educación, Unicef y la firma Unilever lanzaron la campaña del “día Mundial del lavado de manos” para el 15 de octubre.

Una cuestión tan simple como lavarse bien las manos con agua y jabón puede marcar la diferencia entre la salud y la enfermedad, la vida o la muerte. En casos de que uno no tenga a mano estos dos elementos se puede recurrir al alcohol en gel y en el desierto, inclusive a la arena para higienizarse, en casos extremos.

Un litro de agua puede ser suficiente para lavarse bien las manos durante diez veces en el día. El resultado es cuestión de salud pública. ¿Cuántas veces se lava Ud. las manos durante el día?
En Paraguay las primeras causas de muerte en niños y niñas menores de cinco años son las diarreas y las infecciones respiratorias. Lavarse las manos con agua y jabón puede ayudar a prevenir en un 20 y 25% los fallecimientos por infecciones respiratorias y en un 50% por las diarreas.

No es poca cosa, teniendo en cuenta que en nuestro país por cada 1.000 nacidos vivos mueren 19 antes de llegar a los cinco años y 16 por cada 1.000 antes del primer año de vida.

Lavarse bien las manos apenas lleva 15 a 20 segundos: primero se mojan las dos manos, se aplica abundante jabón, se frotan entre sí abarcando los dorsos, las palmas, entre los dedos y bajo las uñas incluyendo las muñecas. Luego se enjuaga y seca. El grifo se cierra con la toallita utilizada. Muy simple.

La higiene es materia de la primaria, pero la caridad empieza por casa y un niño que no se habitúe a lavarse las manos desde la más temprana edad, difícilmente lo haga habiendo prendido en él la pereza hacia la higiene.

Es hora de establecer la cultura del lavado de manos, una gran vacuna casera.

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