Vuelve a revolotear el yryvu de ley de aborto

Con su pico y garras manchadas de sangre, vuelve a revolotear por el cielo de nuestro Parlamento el tenebroso buitre de la ley del aborto. Es que estamos viviendo en una sociedad donde la vida se equipara a la voluntad de un Parlamento o de los falsos profetas de una “libertad” que reclaman como derecho la subordinación de la misma vida. Herodes, rey de Judea, tuvo un poco más de sensatez. Por temor a perder su trono, mandó degollar a todos los niños judíos menores de dos años.

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Ahora se trata de triturar un feto, es decir, una vida. Desde el punto de vista de las ciencias médicas, cuando el óvulo se pone en contacto con el espermatozoide, se da lugar a un nuevo código genético, totalmente distinto al de los progenitores. Es un nuevo ser vivo dentro de otro ser vivo. Un ser vivo no es vivo si no lo es desde la fecundación.

El Dr. Elard Koch, director del Instituto de Epidemiología Molecular Melisa, en una conferencia ante los “Pilatos” de la ONU, explicó que “no existe evidencia científica alguna de que el aborto provocado de un embarazo no deseado en curso (violación) tenga un beneficio para la salud, sean adolescentes o mujeres adultas”. Esto basándose en numerosos estudios que comparan a mujeres con embarazos no deseados llevados a término, con otras que abortan, y que “muestran que el aborto incrementa el riesgo de salud mental, incluyendo conducta suicida”.

Además, “aumenta el riesgo de problemas para la salud reproductiva”. La orden herodiana de la ONU se suma a las recomendaciones ya hechas sobre la despenalización del aborto en caso de inviabilidad fetal, riesgo de vida de la madre, violación en incesto. Sobre este punto, el director general del Instituto Melisa dijo que “desde la evidencia científica disponible actualmente no solo es innecesaria una ley de aborto, sino que hasta podría ser contraproducente para la salud materna, reproductiva y sicológica de las niñas adolescentes y de las mujeres en general”.

El famoso médico-científico norteamericano Bernard Nathanson, exdirector de la Clínica de Abortos más grande del mundo, petrificó a su auditorio en un congreso internacional de médicos realizado en Madrid al descargar su apesadumbrada conciencia y su ya insoportable sentimiento de culpabilidad. Se responsabilizó de 75.000 abortos. Pero no fue esta fatídica experiencia la que le llevó al médico-científico a convertirse en el más encarnizado luchador contra el aborto: “Estudiando el feto en el interior del útero materno –confiesa el médico– pude comprobar que el feto es un ser humano con todas sus características, y que se le debe otorgar todos los privilegios y ventajas de que disfrutamos cualesquiera ciudadano”.

¿Es católico el doctor Nathanson, como la mayoría de nuestros parlamentarios que están “estudiando” la posibilidad de despenalizar el aborto y así abrir de par en par las puertas del holocausto de los inocentes? No lo es. Pero ahora sabe que no hay que matar un ser humano.

* Sacerdote redentorista.

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