Cargando...
Reinaldo Medina Oliveira fue condenado a 2 años, pero con suspensión de la ejecución de la condena a prueba. Es decir, se le impuso como obligación que cuando el fallo quede firme, deberá devolver los G. 151 millones, al cabo de un mes, a la víctima de la estafa.
El tribunal de sentencia integrado por Carlos Ortiz Barrios, Gloria Amanda Hermosa y Héctor Capurro, ratificó la acusación presentada por el fiscal Marcial Machado.
La fiscalía durante los alegatos finales solicitó la aplicación de 3 años de penitenciaría, en tanto que la querella adhesiva, representada por el abogado Noel Javier Riveros, requirió al colegiado la imposición de 6 años de prisión.
Según los antecedentes, la estafa se produjo cuando la afectada, Lizza Santacruz, entabló una relación comercial con Medina, para la compra de telas, ropas y otras mercaderías.
Al entrar en confianza, ambos intercambiaron cheques para el pago y compra de las mercaderías, sin tener problemas.
Posteriormente, Medina concedió cheques por G. 151 millones a Santacruz, pero el documento ya tenía cuenta cancelada en el banco, por lo que la víctima tuvo que asumir los pagos. Con esta conducta del hombre se demostró que indujo a su socia comercial al error, que hubo engaño y le causó un perjuicio patrimonial importante, configurándose así la estafa.
En el fuero civil también está entablada una demanda de Santacruz contra Medina, pero por G. 380 millones, por obligaciones de pagos que no fueron honrados.
El tribunal de sentencia integrado por Carlos Ortiz Barrios, Gloria Amanda Hermosa y Héctor Capurro, ratificó la acusación presentada por el fiscal Marcial Machado.
La fiscalía durante los alegatos finales solicitó la aplicación de 3 años de penitenciaría, en tanto que la querella adhesiva, representada por el abogado Noel Javier Riveros, requirió al colegiado la imposición de 6 años de prisión.
Según los antecedentes, la estafa se produjo cuando la afectada, Lizza Santacruz, entabló una relación comercial con Medina, para la compra de telas, ropas y otras mercaderías.
Al entrar en confianza, ambos intercambiaron cheques para el pago y compra de las mercaderías, sin tener problemas.
Posteriormente, Medina concedió cheques por G. 151 millones a Santacruz, pero el documento ya tenía cuenta cancelada en el banco, por lo que la víctima tuvo que asumir los pagos. Con esta conducta del hombre se demostró que indujo a su socia comercial al error, que hubo engaño y le causó un perjuicio patrimonial importante, configurándose así la estafa.
En el fuero civil también está entablada una demanda de Santacruz contra Medina, pero por G. 380 millones, por obligaciones de pagos que no fueron honrados.