CARTAS AL DIRECTOR

El señor Elvio Benítez Gamarra, secretario de Relaciones de Tava Guaraní, envió una carta al director en relación con el editorial publicado en la edición del miércoles 5 de junio bajo el título “Se debe acabar con el terrorismo del EPP”. El texto de la misiva dice así:

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“Dicho editorial expresa: ‘El bárbaro asesinato del ganadero Luis Lindstron ha venido a confirmar lo que la opinión pública y este diario han venido sosteniendo desde un principio, y que por casi una década los sucesivos gobiernos han rehusado admitir: que el autodenominado ‘Ejército del Pueblo Paraguayo’ (EPP) es una organización terrorista incubada en los asentamientos campesinos ‘Agüerito’ y ‘Tava Guaraní’, departamento de San Pedro, en los que el Estado ha dejado de existir’.

La información que Ud. tiene es equivocada: el autodenominado EPP no nació ni se incubó, ni se desarrolló en el asentamiento Tava Guaraní. Ninguno de los integrantes del mencionado grupo pertenece ni perteneció a este asentamiento. Ud. tiene que aclarar por qué acusa a nuestro asentamiento de que ha incubado al grupo EPP o a grupos guerrilleros. Qué información, documento, prueba, evidencia le permite a Ud. decir eso. Qué ley o derecho le faculta a Ud. y su diario a hacer esa irresponsable acusación, basado solo en su imaginación.

Nuestra organización no solo no está de acuerdo sino rechaza la violencia y la lucha armada como método de lucha y por el contrario participa de los mecanismos y espacios que la democracia permite para viabilizar nuestros anhelos y deseos, como lo fue en las elecciones del 2008 y en las pasadas elecciones nacionales, en los cuales fueron electos por sufragio universal.

No sabemos si su equivocación es por una falta de información, por un plan que puede estar ejecutando, por una mentira, por su demencia senil o por tilinguería. No descartamos ninguna de dichas causas porque puede tratarse de cualquiera de ellas. Ud. nunca ha negado su vinculación con el dictador Stroessner y la simpatía que sentía hacia el mismo. Las alabanzas que hacía de su “patriótico gobierno” desde su diario y las zalameras fotos con el dictador así lo prueban. Pese a todo ese antecedente, todavía tiene Ud. la cara para pregonar la democracia y los derechos humanos. No entendemos cómo una persona como Ud., con esos antecedentes, puede ser director de un diario.

Aunque la dictadura ya ha caído hace más de 20 años, Ud. y el diario que dirige aún siguen comulgando y defendiendo la “democracia sin comunismo” que se enorgullecían de discursear los Montanaro, Jacket, Abdo Benítez, y otros personeros, sus examigos y de cuya amistad y protección Ud. ha abjurado.

La democracia sin comunismo no era sino la vigencia de un solo pensamiento, el de la dictadura y la prohibición de cualquier otro. Ud., al igual que su líder, Stroessner, considera subversivo, guerrillero, comunista, a todos los que no están con su forma de pensar, en especial con las organizaciones sociales, campesinas y de derechos humanos que cuestionan el modelo capitalista excluyente y hambreador. Porque somos campesinos pobres que luchamos por una vida mejor, para lo cual exigimos una mejor distribución de la riqueza, Ud. y su diario nos consideran subversivos. En realidad queremos subvertir ese desigual como inhumano orden económico y social que Ud. y su diario defienden, en nombre de la democracia, como si esta se tratase solo de una forma de vida para su uso exclusivo.

Ud. está desinformado, desactualizado cuando afirma que en nuestro asentamiento “el Estado ha dejado de existir”. Eso ha sido hace más de diez años. Ahora, mediante nuestro esfuerzo, lucha y sacrificio, hemos logrado que el Estado sí tenga presencia en nuestro asentamiento, con caminos, energía eléctrica, asistencia técnica, escuelas, colegios, puestos de salud, permanente presencia policial, etc. Ud. está viejo, Sr. Zuccolillo, para dirigir ese diario. En diez años pasaron muchas cosas en nuestro asentamiento, y para Ud. sigue igual.

Le desafiamos a que, con la comitiva que quiera, Ud. visite nuestro asentamiento, a la hora, el día y la fecha que crea conveniente, no para congraciarnos con Ud., sino para que no se deje más engañar por sus propias mentiras. Vaya y vea la realidad de nuestro asentamiento. Le hará bien”., finaliza la carta.

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