Gran Bretaña asegura que habrá mejores relaciones tras el brexit

Sir Simon McDonald, jefe de la diplomacia del Reino Unido de Gran Bretaña, recaló esta semana en el país en su primera gira por Latinoamérica. Testigo privilegiado de conversaciones y acuerdos que muchas veces marcan el rumbo de la política internacional, el emisario inglés explica en esta entrevista los motivos de la sorprendente salida de su país de la Unión Europea y asegura que las relaciones con el Paraguay y el Mercosur serán más dinámicas que antes. Encara el terrorismo que se inficionó en Europa y cuyos efectos ya experimentó a flor de piel durante su pasantía por Irak.

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–¿La primera vez en Paraguay?

–Es la primera vez, también es mi primera vez en Latinoamérica. Me encantó la idea de venir acá. Como usted sabe, hubo una interrupción de la presencia británica en Paraguay. La embajada se reabrió hace tres años y siempre los comienzos entusiasman. Quería confirmar los avances después de este esfuerzo de nuestra permanencia en Paraguay.

–En Paraguay también fue grata sorpresa la reapertura.

–El Reino Unido tiene vínculos históricos con el Paraguay, desde aquella cooperación en el siglo XIX para la habilitación del ferrocarril construido con la ayuda de ingenieros británicos. Es muy bueno poder regresar. Una contribución particular del Reino Unido en el Paraguay son nuestros programas de becas. Con el embajador (Jeremy) Hobbs desde que vino al Paraguay se ha expandido de una persona a 17 en tres años. Con el programa (Carlos A. López) del gobierno de Horacio Cartes, aproximadamente 60 paraguayos estarán asistiendo a las universidades más prestigiosas a partir de setiembre. Es una inversión para el futuro.

–La reapertura coincidió con esos momentos diplomáticos tensos entre Inglaterra y la Argentina de los Kirchner. Favorece el cambio evidentemente.

–Ciertamente hemos tenido relaciones difíciles con otros países de la región, pero también los ha tenido el Paraguay. Ambos estamos tratando de construir nuevas y mejores relaciones con el nuevo Gobierno de Buenos Aires. Estuvimos muy complacidos con los primeros contactos entre el presidente Mauricio Macri y el ex primer ministro (David) Cameron. Ahora tenemos una nueva primera ministra (Theresa May) en Londres. Esperamos que esta nueva disposición continúe.

–¿Cómo se presenta el Reino Unido después del brexit (la separación de la Unión Europea). Fue una sorpresa, causó alarma y confusión.

–Esperamos que el brexit (de “british” y “exit”, en español “británico” y “salida”, “salida de Gran Bretaña de la Unión Europea”) sea lo más conveniente para nosotros y que sea un éxito en este caso en nuestras relaciones con el Paraguay y Latinoamérica. Mi país está abriendo su propio camino en el escenario mundial más amplio. Tenemos los activos y las relaciones para hacerlo muy bien. Somos la quinta economía más grande del mundo. Tiene la cuarta más grande Fuerzas Armadas. Somos miembros permanentes del Consejo de Seguridad, del G7, el G20 y la OTAN y somos el único miembro de estas tres organizaciones que gasta aproximadamente el 2% del PIB en defensa y 0,7% en asistencia al desarrollo. Somos protagonistas de gran nivel y todo está programado para que siga así.

–Algunos muy críticos se preguntan, ¿qué les pasó por la cabeza para separarse?

–Desde principios del siglo XIX, el Reino Unido ha firmado 13.200 acuerdos. Estamos simplemente retirándonos de uno solo. El país entendió que el nivel de interferencia de una organización supranacional en nuestros asuntos internos era demasiado importante. De todos modos, seguimos siendo parte de Europa, vamos a continuar trabajando estrechamente con nuestros vecinos, particularmente en lo que sea defensa, política exterior y seguridad. Cambia solo nuestra relación institucional.

–¿La decisión no tiene retorno?

–Yo creo que no hay vuelta atrás. La decisión del electorado es final. Somos una democracia. Lo que viene ahora es una negociación.

–¿Cuándo se va a producir la salida?

–Todo este proceso va a tomar aproximadamente tres años pero lo veremos. A partir de entonces vamos a construir una relación con otro país, en lugar de un continente (Europa) con un país.

–¿Por qué se retiraron?

–La gente va a escribir mucho todavía sobre este tema. En primer lugar: el control. El pueblo británico, particularmente, quería control sobre sus propias fronteras. Siempre hemos tenido una comunidad migrante grande y dinámica. No tenemos problemas que la gente venga a nuestro país. El problema que sí tenemos es que no podemos tener el control sobre el número ni quién ingresa. Al final, la membresía de la Unión Europea significaba que cualquier europeo podía simplemente afincarse en el Reino Unido y, eso era demasiado. Segundo, yo creo que la experiencia económica de la Unión Europea no fue tan positiva para el Reino Unido como lo fue para otros miembros. Somos 28. Luego de unirse a la comunidad, 26 miembros han tenido un auge económico. Las dos excepciones han sido Grecia y nosotros.

–Y ¿por qué?

–Bueno, ese es otro punto de la historia. Nos unimos en 1973 y el resto de los setenta experimentamos la recesión más importante desde la Segunda Guerra Mundial. Como ve, desde el inicio, la relación ha sido un poco áspera si se quiere, particularmente porque para los británicos la Unión Europea siempre se trataba de economía, no de política.

–Algunos dijeron que la decisión tenía aires victorianos, nostalgias del poderío británico de siglos.

–Estamos orgullosos de nuestra historia. Sabemos que no podemos regresar al pasado.

–¿Fue por el auge del terrorismo? ¿Qué más primó en la opinión de los británicos?

–El terrorismo acecha al mundo. Lo estamos enfrentando de manera resuelta. Tenemos organismos bien capacitados que trabajan estrechamente con nuestros socios del resto de Europa y del mundo. El Reino Unido tiene una ventaja geográfica. Somos una isla. Cualquiera que ingrese al Reino Unido tiene que venir a través de un puerto o aeropuerto. Mi último trabajo fue el de embajador en Alemania que tiene frontera seca con sus vecinos. Es mucho más difícil controlar estas fronteras secas tan largas. Igual somos vulnerables. Es una suerte que no hayamos tenido un ataque terrorista recientemente. En 2005 mataron 50 personas en Londres. Sabemos que podemos ser un objetivo de nuevo, pero nuestros organismos trabajan incansablemente para protegernos.

–Con la proximidad de los Juegos Olímpicos de Brasil, la alarma cunde ahora también en nuestra región. ¿Usted cree que se va a extender a Sudamérica?

–No existen garantías, pero después del éxito de los Juegos Olímpicos de Londres hace cuatro años, yo tengo esperanza de que todo pueda ir bien en Brasil desde el punto de vista de la seguridad.

–Una pregunta más personal. Se sabe de su dilatada carrera en países conflictivos. ¿Cómo se mantiene la calma en lugares donde hay peligro de muerte?

–Yo tenía un jefe que decía: “El optimismo para los diplomáticos es como la valentía para los soldados”. No se puede encarar un trabajo sin ser optimista. Yo soy un optimista entonces. En cualquier situación, yo siempre estoy mirando la forma de seguir adelante, o buscando acuerdos o la forma de mejorar las cosas. Muchas veces el desafío es difícil, pero en el balance vemos que mejoran las cosas, no todas sin embargo.

–¿Hay que tomarse aspirinas para controlar las tensiones?

–Mire. Yo viví en Arabia Saudita en dos ocasiones, Alemania dos ocasiones, Estados Unidos, Israel, pero donde mi trabajo resultó extremadamente difícil fueron Irak y Afganistán. Fui director en Irak en 2007 y fui asesor de política exterior (de Reino Unido) de 2007 a 2010. El momento más difícil de mi carrera fue volar en un helicóptero a 50 pies (15 metros) desde el aeropuerto de Bagdad a LC Washington en la Zona Verde (la parte segura de Bagdad). En medio del vuelo escuché explosiones. Pensé que eran los últimos momentos de mi vida. Recién al aterrizar, los militares de la Real Fuerza (Aérea) me explicaron que el fuego y los ruidos provenían del mismo helicóptero para protegernos. Uno está siempre a la defensiva por lo que pueda suceder.

–¿Vamos a convivir con esto el resto de nuestras vidas?

– Vivimos en un mundo donde hay una mayoría de personas que están dispuestas a convivir con otras personas que no son como ellas, pero hay una minoría más intolerante que no está dispuesta. La historia sugiere que somos más fuertes los que toleramos a los demás. Eso lo veo en Europa, lo veo en Latinoamérica. En Latinoamérica lo veo más.

–Este auge de intolerancia y terrorismo, religiosos atribuyen a la imposición del laicismo por los políticos renegando de nuestros orígenes cristianos. Dicen que es como tratar de borrar la propia historia de Occidente.

–Yo entiendo a los religiosos. Yo fui educado en un ambiente religioso. Soy católico. Me crié en la parroquia como muchos. La religión es un camino para adquirir las reglas básicas de vida, pero hay otros caminos para llegar a las mismas conclusiones de cómo convivir los unos con los otros. La religión es importante, pero no esencial en la búsqueda de una sociedad más saludable. Debemos formar a los jóvenes en la tolerancia y la comprensión. Tal vez así podamos convertir al mundo en un mejor lugar. Es mi opinión.

holazar@abc.com.py

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