Los países pobres no pueden tolerar el robo y despilfarro

Las naciones que han prosperado son las que han creado instituciones inclusivas y no extractivas como sucede en América Latina, afirma el director ejecutivo de la Fundación Avina, el boliviano Gabriel Baracatt. En esta entrevista, realizada en París, dice que el mundo es consciente de que fortalecer las instituciones y la inversión en educación y salud son la clave para el despegue.

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–Se discute mucho el tema de la educación en los foros internacionales. Va quedando más atrás el debate económico y político o la influencia de China. ¿Cuál es su análisis?

–Hay mensajes claves que tenemos que instalar en los foros internacionales los latinoamericanos. El primero es que no podemos seguir avanzando en nuevas formas de alianzas cuando no establezcamos bien las formas de colaboración mutua. No se puede pensar que solo el Estado va a solucionarlo todo ni la empresa privada o solo la sociedad civil. Son todos los actores juntos pensando en nortes éticos compartidos los que van a generar el cambio.

–¿Cuáles son los cambios a producir?

–Son cambios básicos: un sistema de educación que permita equidad, donde todos puedan tener acceso a una educación pública de calidad, un sistema donde todos tengan acceso a los servicios de salud y no solo los que tengan más dinero. Hay un tema fundamental en todo esto. La innovación nos va a permitir superar las viejas barreras, cuando estas innovaciones tengan sentido.

–¿El acceso a las nuevas tecnologías hace que la brecha sea más corta hoy?

–Aún así, la humanidad está retrocediendo. Es más excluyente. Le voy a poner un ejemplo gráfico. Hoy, con el Iphone 5 tenemos 120 veces más capacidad que la que tenía el Kennedy Space Center cuando lanzó al hombre a la luna en 1969. Entonces, el gran desafío que tenemos es cómo avanzamos los países de América Latina en establecer relaciones distintas con el mundo.

–Se desaprovechó el boom de los buenos precios y se despilfarró...

–Lo que pasa es que nuestra región vive de estos ciclos de vacas gordas y vacas flacas. Acabamos de pasar la época de vacas gordas y perdimos una gran oportunidad. Ahora estamos empezando a ver la presencia de las vacas flacas. La cuestión es en qué invertimos y en cómo invertimos los excedentes de la época de la “vacas gordas”.

–Algunos gobiernos que no se contaminaron de delirio invirtieron relativamente bien. Ahí está la nueva Alianza Pacífico...

–Lo que está pasando es que mientras otros han invertido en formar a su gente pensando en las próximas generaciones, nosotros seguimos pensando en elecciones. Nuestra mirada es de corto plazo y lo que nosotros necesitamos entender es que hay que saber aprovechar cuando tenemos viento a favor para fortalecer las instituciones con políticas económicas y políticas de redistribución que permitan que el que ha sido pobre suba a la clase media y ya no tenga que retroceder.

–¿Cómo?

–Lo que pasa es que no invertimos en educación como se debe y tampoco en las cosas esenciales. Está comprobado que un jefe de familia que tiene la posibilidad de terminar el bachillerato tiene 25% menos opciones de ser pobre. O sea, lo que quiero decir es que cuando más formemos a nuestra gente y mientras más trabajemos a favor de la creación de bienes públicos de calidad vamos a alejarnos de la pobreza. Si no hacemos cambios, cada 15 años nuestras sociedades van a tener que comenzar de nuevo...

–¿Fueron fracasos de los que nos gobernaron?

–Lo que hemos hecho fue desarrollar programas ricos con instituciones pobres, es decir, tenemos todavía instituciones que se acomodan al poder de turno y, si esto sigue así, los cambios no los vamos a ver. La cuestión es cómo hacemos para tener instituciones sólidas y transparentes que permitan que los planes y programas tengan continuidad a pesar de los cambios de gobierno.

–Tenemos todo: democracia, elecciones y la gente al final va y vota por estos oportunistas...

–El ciudadano vota, no elige. La democracia se ha reducido estrictamente al ejercicio electoral. No tenemos una democracia económica que genere inclusión. No tenemos una democracia política que permita participación genuina. Se aprovechan de fisuras legales de las instituciones para hacer lo mismo que hacían los regímenes autoritarios...

–Antes eran generales que le daban fachada de democracia a sus regímenes autoritarios. Hoy puede ser cualquiera...

–Exactamente. La corrupción de nuestros funcionarios es la culpable de que no tengamos escuelas de calidad, servicios de salud para la mayoría, hospitales con medicinas para todos. Los países pobres no pueden tolerar el robo y el despilfarro de los bienes públicos. Necesitamos instalar con urgencia instituciones limpias, liderazgos visionarios...

–En la crisis, la gente confía en cualquiera que la ilusione, como hicieron estos que dominaron en la “década perdida”...

–Hay un libro que explica “por qué fallan las naciones”. Dice que las naciones que han prosperado fueron las que han creado instituciones políticas y económicas inclusivas. Nuestro modelo es extractivo. El gran tema aquí es cómo construimos bases para tener instituciones que generen bienes públicos de calidad.

–¿Qué hace Avina?

–Es una organización que trabaja en América Latina desde hace 21 años. Nuestros temas son medio ambiente, dignidad humana, inclusión, innovación. No tenemos una sede central. Somos una organización descentralizada. En 14 países tenemos oficinas. En Paraguay estamos desde el año 1994.

holazar@abc.com.py

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