“No puedo hablar mal de él, la justicia me lo impide”

Demacrada, asustada e indefensa. Son tres palabras que caracterizan a Claudia Silvero, la madre de un niño de 5 meses demandada por supuesta extorsión y coacción por el diputado liberal Antonio Buzarquis.

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¿El trasfondo? La presunta paternidad del hijo más pequeño de Claudia. Graves indicios de tráfico de influencias, abuso del poder político y violación de garantías constitucionales.

“¿Sabe que yo podría irme a la cárcel por esta nota? Me prohíben hablar mal de él”, pregunta y se responde ella misma. Es menuda, se mueve en una moto sencilla por Villarrica por lo cual cuesta creer que fue la destinataria de 100 millones de guaraníes que el diputado dice haberle entregado por su supuesta coacción y extorsión. Tiene 25 años y confiesa una relación desde hace tres años con el parlamentario; además del bebé, es mamá de otros dos pequeños. Es oriunda de Coronel Oviedo, pero tuvo que dejar su ciudad hace tres meses ya por las presiones insostenibles sobre ella. Ayer, la entrevista tuvo que ser interrumpida porque la llevaron al hospital villarriqueño San Miguel.

“Uno se siente manoseado, supuestamente es la justicia la que debería protegernos, y en este caso se ve cómo se movió todo. Si alguien no está en mi lugar, no lo va a entender; además de sentirme manoseada, me siento pisoteada porque son mis derechos, y parece que no les importa. Siento que me tocó un juez que no entiende de leyes”, dice.

Hace tres años Claudia empezó una relación con el entonces gobernador de Caaguazú, Antonio Buzarquis. Trabajadora, ya desde ese entonces recorría Coronel Oviedo en una moto vendiendo joyas. Ella asegura que él estaba separado de su esposa en ese entonces al punto de que vivían en casas separadas.

Silvero está decepcionada: “No vi venir esto, para nada. El golpe más bajo que pude tener fue”.

El entorno familiar de Claudia asegura que hasta la noche antes de recibir la notificación de que había sido demandada, cuando el diputado ya había hasta prestado declaración ante el fiscal, Buzarquis y Silvero seguían mensajeándose como si nada hubiera pasado. Ella, ajena a todo el vendaval jurídico que ya se había orquestado.

“Sí, es cierto, estábamos hablando todavía, te puedo decir categóricamente que es así. Nosotros seguíamos conversando. Nuestra relación seguía normal, yo me almorcé con la notificación porque llegó a las 13:30 o 14:00 por allí”.

“No quiero creer, pero los documentos hablan por sí solos. Hay declaraciones que tienen fecha, declaraciones donde hay muchas mentiras. Evidentemente estaban planeando, ahora con qué intención no sé, no entiendo, se expuso, me expuso a mí, expuso todo lo que es una vida privada que ahora es pública, y es muy incómodo”.

–Él acusa de que le pidió G. 100 millones y que le entregó esa cantidad el año pasado.

–Mirá, yo sé bien lo que hice y lo que no. Creo que manipuló las cosas para asustarme o ver si se libraba de esta situación. No era la manera, pero tarde o temprano la verdad se sabe, por más que me prohíban hablar. Si yo hubiera tenido los 100 millones de guaraníes, la historia iba a ser diferente en este momento de mi vida, yo nunca le puse un número con ceros a mi vida, menos a la de mi familia.

No sé si van a pensar que soy muy tonta pero yo creo que él está presionado, lo conozco, no es una persona mala ni oscura, se le habrá presionado. Es lo que quiero creer. Nuestra vida era normal, él nos apoyaba inclusive económicamente.

“Cuando llegó la notificación, explotó todo”.

Familiares suyos aseguran que hay un importante amedrentamiento alrededor, que incluye presencia policial discreta en las inmediaciones de la casa y hasta notificaciones que entregan en patrullera. ¿Es cierto eso?

–No es usual que policías entreguen notificaciones pero se suele hacer. Se siente muy mal nomás. Siento que las garantías que les dan a otros yo no tengo en este momento, el juez para mí es un títere, atropelló todos mis derechos. No sé si hubo o no presión política porque no estoy allí, pero me parece que el juez y el fiscal se pasaron conmigo… Hay casos mucho más serios que el mío, violaciones, etc., pero no se le aplican ni las más mínimas medidas que a mí me aplicaron. Parece que ellos no dimensionaron.

–¿Pedirá el ADN, el reconocimiento de la paternidad del bebé?

–Eso ya está en manos de mi abogado. Yo creo que lo más probable es que tengamos que iniciar ese proceso.

–En este momento de falta de garantías para el proceso, ¿qué es lo que más le preocupa?

–Me preocupan muchas cosas. La inestabilidad que tengo, los niños, el manoseo, que esté en el ojo de la tormenta, el proceso en el que estoy metida ahora y que yo no pedí.

El miedo a que la justicia se manipule, a eso le tengo miedo. Mucho miedo, hasta ahora según como veo, todo se hizo mal.

victor.franco@abc.com.py mabel@abc.com.py

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