Pescadores de Botánico niegan extorsión en el río

La comisión directiva de la Asociación de Pescadores Profesionales de Puerto Botánico negó estar involucrada en actos delictivos.

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Reclama el derecho a trabajar y el respeto a la canchada otorgada por la Seam, sostienen que los maká no usan la tierra que tienen en Chaco’i.

Miembros de la comisión directiva de la Asociación de Pescadores Profesionales de Puerto Botánico llegaron hasta la sala de redacción de ABC Color con la finalidad de negar participación en actos extorsivos en perjuicio de empresas fluviales.

De acuerdo a denuncias, los pescadores profesionales extorsionan a firmas que operan en el río Paraguay reclamando una compensación económica por utilizar un tramo del río donde la Secretaría del Ambiente otorgó un permiso de pesca, en un tramo de 1 kilómetro aproximadamente.

La delegación estuvo integrada por Darío Ojeda Medina, titular del gremio; Roberto Villalba, presidente en ejercicio; Vicente Arsenio Godoy; Mario Sosa; y el abogado Conrado Santos. Sugerimos tomar una fotografía del grupo, pero no aceptaron.

Darío Ojeda Medina rechazó que hayan solicitado dinero a cambio de permitir el uso del río. “Pedimos respeto a nuestro derecho a trabajar, tenemos una canchada otorgada por la Seam y es cuestión de coordinar con las firmas fluviales para que todo podamos tener cabida en el río”.

Agregó que “también es falso que hayamos soltado amarras de barcazas, nunca lo hicimos. El problema es que estaban con sobrecarga y el fuerte viento terminó arrastrándolas, porque se soltaron las amarras”.

Reconocieron que tienen un conflicto con los maká. “Agarraron nuestro lugar de trabajo, nosotros tenemos una casita en la ribera que usamos para nuestras actividades profesionales”, señalaron.

El comentario guarda relación con una fracción de 335 hectáreas entregadas por el Estado paraguayo a los maká en 1944. La concesión de canchada es del año 2013.

Los pescadores piden que los maká no permitan que las barcazas amarren en la ribera de la colonia para que ellos puedan pescar libremente.

“Aparte, ni siquiera usan la tierra, tienen de balde allí”, agregaron.

Los maká son víctimas de acosos permanentes y se intenta evitar que puedan realizar actividades en el río para generar recursos.

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