Por “regalar” chatarras, la Aduana quedó con clavo de G. 28 millones

Aduanas “regaló” un lote de 135 vehículos en desuso por solo G. 5.500.000 y no pudo pagar siquiera los varios gastos que ocasiona un remate. La polémica venta de “chatarras” por concurso de precios dejó una pérdida de más de G. 28 millones a la institución. La Cámara de Diputados resolvió ayer pedir informes a Aduanas sobre la comercialización de los rodados a precios irrisorios.

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La Dirección Nacional de Aduanas (DNA) demostró ser una pésima recaudadora en el proceso de venta por concurso de precios de un lote de 135 vehículos en desuso, catalogadas como chatarras. La venta directa se realizó el 7 de julio, y entre las mercaderías se encontraban buses, camiones y automóviles de lujo, como un BMW y un Mercedes-Benz (ver infografía), que finalmente se vendieron a G. 40.740 cada uno.

El beneficiado con el “regalo” de Aduanas es Sebastián Torres (37), domiciliado en Capiatá, que sería solo prestanombre de un grupo de funcionarios de Aduanas. Torres es una de las tres personas que se presentaron al concurso de precios, que solo se promocionó por la web de Aduanas días antes de la fecha establecida. El lote de los 135 vehículos figuraba en el orden 33 de las mercaderías ofrecidas en la web, por lo que casi nadie se enteró del concurso de precios de las chatarras.

Torres ofreció G. 5.500.000 por 135 vehículos, y ¿qué hizo Aduanas? ¡Aceptó la propuesta!, con el argumento de que era la mejor oferta. La institución recibió el citado monto, que no alcanzó ni para los gastos de remate, que fue de G. 6.049.350. Aduanas también se hizo cargo del pago de G. 19.758.689 por IVA casual y de la tasa de almacenamiento, que alcanzó G. 7.558.714. A estos montos se suman G. 756.168 por el servicio de valoración. En total, el proceso del concurso de ofertas por el lote de 135 vehículos costó a la institución recaudadora G. 34.122.922, y el único ingreso logrado fue de G. 5.500.000, por lo cual queda un margen negativo para la DNA de G. 28.622.922.

La poca difusión del concurso de ofertas por los vehículos “chatarra” llamó la atención de comerciantes dedicados a la compra-venta de hierros. Estos creen que el proceso de venta no se publicó en medios masivos para evitar a demás oferentes.

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