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“La sucesión presidencial en Paraguay fue constitucional y cumple con los estándares previstos en la Carta Democrática Interamericana de la OEA (2001) y el Protocolo de Ushuaia sobre Compromiso Democrático del Mercosur (1998)”, señaló HRF.
Agregó que también se ajusta a lo previsto en el Protocolo Adicional al Tratado Constitutivo de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) sobre Compromiso con la Democracia (2010) “y, en tal sentido, el nuevo Gobierno de Paraguay debe ser reconocido por la comunidad internacional”.
“El orden democrático en Paraguay se ha mantenido intacto a pesar del desenlace del juicio político seguido contra el presidente Lugo, que concluyó con su destitución del cargo”, expresó el presidente de HRF, Thor Halvorssen, mediante un comunicado de prensa. Agregó que “si bien los ánimos están exacerbados como resultado de la destitución, instamos a la OEA y a las demás organizaciones a que se ciñan a los hechos y el derecho del presente caso” . La ONG recordó que “se considera golpe de Estado” cuando en el escenario concurren elementos como que “la víctima es necesariamente el titular del Poder Ejecutivo y quienes perpetran el golpe hacen uso de violencia y coerción para que la ‘víctima’ abandone su cargo” .
También ha de concurrir que “la acción o acciones que configuran el golpe son abruptas o repentinas y esta acción o acciones claramente violan el procedimiento constitucional para la destitución del presidente”, recordó Halvorssen. “La destitución de Lugo no se enmarca en la definición de golpe de Estado debido a que, entre otros aspectos, no medió en ella el uso de violencia o coerción ”, agregó. HRF es una organización sin fines de lucro, independiente y apolítica, que promueve la defensa de los derechos humanos a escala mundial y de la que forman parte activistas como Garry Kasparov, Vladimir Bukovsky, Palden Gyatso, Mutabar Tadjibaeva, Ramón Velásquez, Elie Wiesel o Harry Wu, entre otros.