Traficantes amedrentan a los comunicadores en Curuguaty

El equipo periodístico de ABC Color desplegado en la zona de Curuguaty en el marco del seguimiento de la investigación del cobarde asesinato de nuestro corresponsal Pablo Medina Velázquez (53) y de Antonia Maribel Almada Chamorro (19), fue víctima de un amedrentamiento en uno de los hoteles de la ciudad, al que llamativamente arribaron supuestos narcotraficantes conectados con la red que ordenó el crimen del comunicador. Otros reporteros de Telefuturo y radio Ñandutí también denunciaron episodios similares en el lugar.

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El llamativo suceso se registró entre la noche del sábado y en las primeras horas de la madrugada de ayer en uno de los hoteles céntricos de esta ciudad, donde estaban hospedados dos miembros de este equipo periodístico.

Ingresaron al hotel dos lujosas camionetas que fueron relacionadas incluso por la Policía con una facción de productores de marihuana que tendría su zona de cultivo en Curuguaty, pero con base de operaciones en Salto del Guairá.

Los desconocidos estacionaron al lado del vehículo que utilizan nuestros compañeros, ya que presuntamente sabían que los periodistas estaban alojados en el lugar. Sugestivamente, instantes después, alguien tocó a la puerta de una de las habitaciones.

Los empleados de ABC Color preguntaron desde adentro quién era, a lo que nadie respondió. Entonces llamaron a la recepción del hotel, cuyo encargado dijo que nadie había subido hacia el cuarto. Este episodio fue considerado como llamativo por los comunicadores, debido al tenso ambiente que reina en esta parte del país después del crimen de nuestro corresponsal, en un atentado con el sello claro de la mafia del narcotráfico.

Ante esta situación, los cronistas se comunicaron con la redacción central de ABC Color en Asunción y, después, se alertó del episodio a la Policía local. En el marco de una maniobra de precaución, se optó por salir del hotel y establecer una reunión de todo el equipo en un solo lugar, donde la Policía dispuso custodia permanente, por cualquier eventualidad.

Según trascendidos, que de hecho fueron divulgados en los medios de prensa locales, luego de que la Policía y la fiscalía literalmente tomaran la ciudad de Ypehû, en busca del intendente Vilmar Acosta Marques (39) y de su hermano Wilson Acosta Marques (43), supuestos autores intelectual y material del doble homicidio, respectivamente, los capangas de estos empezaron a hacer correr amenazas de muerte contra los compañeros de Pablo Medina.

Aparentemente, molestó en forma desmedida a los narcos que el Gobierno interviniera su zona y se revelaran las acciones impunes que los Marques Acosta ejercían sin el mínimo control de las autoridades e incluso utilizando a la propia Municipalidad de Ypehû para blanquear su situación.

Pablo Medina Velázquez contaba con custodia policial desde 2010, cuando fue amenazado por el intendente de Ypehû, y su asesinato ocurrió justo en momentos en que al periodista le retiraron sus guardias. Con este antecedente, los uniformados dispusieron otorgar un sistema de seguridad a los comunicadores desplegados en Curuguaty, para evitar situaciones que lamentar.

El equipo periodístico de radio Ñandutí también denunció que el sábado de noche fue interceptado en el centro de Curuguaty por una camioneta Hyundai Santa Fe plateada, sin chapa, de la cual bajó una señora que viajaba en el asiento del acompañante y les tomó varias fotografías a los reporteros. Después, se marcharon raudamente. En tanto que los reporteros de Telefuturo fueron directamente amenazados de muerte por un grupo de jóvenes que se encontraban en el centro de la ciudad, también en la noche del sábado, luego de que los identificaran por el logotipo de su móvil.

El clima tenso que se vive en la zona baja del departamento de Canindeyú después del asesinato de Pablo Medina repercutió en el resto de la sociedad, que ya salió a las calles a reclamar paz y castigo a los responsables.

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