Exenfermera de la Guerra del Chaco celebró sus 105 años

Canuta Olmedo Cabañas cumplió 105 años con una memoria fresca, a pesar de su avanzada edad. Recordó que fue lavandera, luego enfermera y madrina durante la Guerra del Chaco. Lamentó que tanto ella como su difunto esposo, el excombatiente Natividad Estigarribia, nunca cobraron pensión del Estado, ya que en 1947, tras ser perseguidos por la dictadura, tuvieron que migrar a la Argentina.

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SAN LORENZO (Antonia Delvalle C., corresponsal). Doña Canuta, con alto sentido del humor, nos atendió en la casa de su nieta adonde vino, desde Posadas, para celebrar sus 105 años. “Muchos dicen por los paraguayos que nos mal alimentamos, y miren que quienes crecimos comiendo mandioca, coco y maní vivimos más de 100 años. Estoy gozando un kilo con mis hijos y nietos”, dijo riendo.

La fuerte mujer nació en Antequera (San Pedro), un 27 de enero de 1910. Se casó en 1927, con Natividad Estigarribia, quien falleció a los 99 años.

Durante la guerra vivieron por Concepción, donde ella se desempeñó primero como lavandera de ropas de heridos a la orilla del río Paraguay, luego enfermera y hasta fue madrina de Guerra.

Sin pensión

La doña y su esposo regresaron sanos y salvos de la contienda bélica.

Sin embargo, doña Canuta no cobra pensión de Estado, a pesar de los reclamos que llevan años, y es que en 1947 su marido y ella tuvieron que migrar a Posadas (Argentina), con lo que tenían puesto. Así huyeron de la persecución del régimen dictatorial de Alfredo Stroessner.

Tras la guerra se había instalado con su familia en Repatriación (Dpto. de Caaguazú), donde vivió con sus 13 hijos.

En vez de recibir el agradecimiento del gobierno por defender la Patria fueron vilmente perseguidos por ser “comunistas”.

Recordó doña Canuta que los militares atacaron a la comunidad de madrugada, rociaron de balas la casa de varios vecinos, entre ellos la suya, y algunas iglesias.

Su hija Margarita, quien tenía 17 años, recibió uno de los impactos de bala y falleció, mientras que Canuta, su esposo y otros de su hijos fueron encarcelados. Cuando lograron la libertad huyeron a la Argentina.

“Ni ellos saben lo que es ser comunistas. Eran tan ignorantes; y porque éramos de la iglesia protestante y liberales, dijeron que éramos comunistas, pero qué tiene que ver eso.

Si a Stroessner no le gustaba nuestra iglesia, y bueno; pero para qué matar por eso a la gente.

Fue terrible y muy largo para contar todo lo que pasamos”, destacó.

Pidió al gobierno de Horacio Cartes que ella pueda cobrar su pensión, antes de morir, al menos como viuda de excombatiente o como enfermera, porque es lo justo.

Elcira, hija de la señora, dijo que si su madre aún está con vida es por la buena asistencia médica que tiene en la Argentina, y a la atención de su familia.

“Si vivíamos en Paraguay, ella seguramente ya iba a estar muerta, porque los hospitales no dan el cuidado que debe darse a una persona de la tercera edad. En Paraguay le tratan como desecho, mientras que en la Argentina le cuidan, valoran, y hasta los médicos le dicen que es un milagro, porque ella ve sin anteojos, camina, recuerda cada detalle, nunca se olvida de los nombres de sus hijos y de nuestros cumpleaños. Solo tiene un poco dificultad para escuchar”, acotó Elcira Estigarribia.

La mujer tuvo 13 hijos, de los cuales le sobreviven 7, y ya cuenta con más de 150, entre nietos, bisnietos, tataranietos y otros descendientes.

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