Pequeños sueñan con ser profesionales capacitados

El Centro comunitario Cristo Solidario abrió ayer por la mañana sus puertas para la niñez, que acudió con ganas de expresar sus sueños, compartir y crear, al inaugurarse la “Semana por los derechos de niños, niñas y adolescentes”, a iniciativa de la Coordinadora por los Derechos de la Infancia y la Adolescencia CDIA.

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Los niños hablaron con ganas sobre su vida y sueños en el centro Cristo Solidario, San Cayetano, Bañado Sur.

Uno de ellos fue Hilario Galeano (16), de la comunidad indígena ubicada en Tarumandy, Luque. Su mamá “está en la campaña”, y el papá “realiza artesanía”. Tiene ocho hermanos, y hasta hace tres años acudía a la escuela Santa Lucía –finalizó el quinto grado–.

“Quiero ser doctor, y trabajar en un hospital”, afirmó, quien se desempeña desde hace ocho meses como albañil en Luque, donde aprendió el oficio con un maestro de obras. Anhela viajar a Fortaleza, Brasil. “Me contaron que es un lindo lugar, y hay un mar muy grande”, expresó.

Lugareños del barrio San cayetano igualmente contaron sobre su vida y anhelos.
Liliana Fleitas (10) tiene tres hermanos, y su mamá limpia casas. La niña va al quinto grado a la escuela Sotero Colmán; le encantan las matemáticas, y se le dificulta un poco el guaraní. “Cuando sea grande quiero ser abogada”, remarcó.

Brian López (11) tiene dos hermanas; su mamá es empleada doméstica, y su papá, albañil. Cursa el quinto grado en la escuela Antequera y Castro, adora las matemáticas, y también le cuesta el guaraní. Sueña con ser mecánico de autos.

Luz Azucena Fernández Cuevas (12) ama a sus dos hermanos, y va al quinto grado a la escuela Sotero Colmán. Igualmente, le son fáciles las matemáticas, y le es difícil el guaraní. “De grande mi deseo es ser escribana”, manifestó entre sonrisas.

A Pedro Nicolás Servín (10) le gusta mucho pintar. Es alumno del tercer grado de la escuela Dr. Juan León Mallorquín, tiene tres hermanos, y su anhelo es “trabajar en un tren”.

Albina Barboza (12), de la comunidad indígena de Tarumandy, Luque, va a la escuela Don Fabián Cáceres, y cursa el sexto grado. Su papá trabaja en una estancia, y la mamá, en la casa. Anhela “ser profesora, y enseñar a los niños”.

Lo hermoso será que todos estos anhelos sean una concreta realidad.

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