Actitud ante la vida

Mañana se celebra el Día Internacional de la Felicidad, fecha establecida por las Naciones Unidas en el 2012 como reconocimiento del importante papel que desempeña la felicidad en la vida de las personas de todo el mundo.

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Ser feliz es una decisión. La felicidad nace de uno, de la pasión que siente por lo que es y experimenta. Con este concepto comulga la sicóloga Daisy Abente Pfannl, quien afirma que la felicidad está dentro de uno y es un constructo personal, por lo tanto, cree que hay que encontrarla. “Ya la tenemos dentro; el detalle está en que nos demos cuenta de ello. Pasa que en este viaje de la vida, muchas veces, o no paramos para encontrarnos o nos cuesta encontrarnos de tantas cosas internas que tenemos, pero el que busca encuentra”, dice.

Entonces, ¿qué tenemos que hacer para ser felices? “Conocernos más”, dice, muy segura. Para Abente Pfannl, el autoconocimiento es la base del crecimiento y felicidad. Esto implica conocer las fortalezas y debilidades, celebrar los éxitos y fracasos, reparar los errores, visualizar los sueños, sanar las heridas y aprender de las experiencias. “Creo que este desarrollo personal es necesario para que podamos crecer en las diversas áreas de nuestra vida: personal y familiar, laboral, espiritual”, dice.

Desde la perspectiva del coach Javier Barbero, hay una felicidad intrínseca, interna, que es un estado emocional natural que todos anhelamos, y una artificial, que es un mero producto del mercado y está ligada al tener más que al ser. Barbero juzga la creencia de que la felicidad es una meta a la que hay que llegar y, para ello, se deben hacer múltiples cosas, como tomar cursos; seguir paso uno, dos y tres, comprar determinados productos, entrar en disciplinas, etc. “Si bien eso puede ser cierto para algunas personas y absolutamente válido, mi mirada sostiene que la felicidad no es un ‘algo’ que hay que alcanzar, sino más bien un estado interior del ser que cada persona puede descubrir si viaja a su propio corazón. Ser feliz es un estado subjetivo, una construcción personal y subjetiva, una necesidad del alma”.

La sicóloga Abente Pfannl agrega que la felicidad depende mucho de la actitud y la manera en la que enfrentamos las cosas que vivimos. “El detonador de la felicidad depende de cada uno, siendo así responsables de encontrar la felicidad. Por otro lado, podemos generar estados de felicidad produciendo las hormonas que la generan, como la dopamina, serotonina y endorfina”.

Dice también que el efecto positivo de la felicidad es sorprendente, ya que no solamente hace bien a la persona, sino a su entorno. “Cuando nos conectamos con la emoción de la alegría y el placer, el sistema nervioso es el primero en dar acuse, por lo tanto, internamente hay movimientos celulares que nos avisan de este estado. Esto, a su vez, provoca reacciones positivas en nuestro cerebro y, por ende, en todo el cuerpo. Una persona feliz irradia alegría a su entorno, por lo tanto, el ambiente también se beneficia. La felicidad se conecta con lo positivo y saludable”, expresa la profesional.

¿Cuál es la importancia de ser feliz? Barbero responde de forma muy personal. “Por lo general, una persona feliz es un ser que puede ‘ver’ lo bueno de las cosas que le pasan, además de crear, agradecer y sentir que por un instante todo es. Tal vez, una persona en un estado de conciencia plena pueda llegar a ser feliz sencillamente por el hecho de estar viva”.

Abente Pfannl dice que las personas felices son las que están tranquilas consigo mismas y disfrutan la vida. “El ser felices nos conecta con la curiosidad, el amor, el disfrute, la alegría y el liderazgo. Creo que las personas felices irradian una luz interna especial”.

Esa felicidad no depende de lo que se tenga, sino de lo que se es. “El hecho de tener cosas no te garantiza ser feliz; te puede dar satisfacciones y placeres y la capacidad para gozar de servicios, pero la felicidad no es tener cosas, sino estar tranquilo y alegre con lo que soy. Hay una confusión grande por el tiempo que vivimos, en el cual soy feliz por lo que tengo. Nada más errado. La felicidad está en esa sensación interna personal de gozo y placer por lo que soy y hago”, asegura.

Barbero aporta que ningún best seller, gurú o método pueden hacer que seas feliz. “Hay técnicas muy válidas y, sin embargo, la felicidad es una decisión interna muy subjetiva. Una persona puede tenerlo todo: hacer coaching, tomar 20 seminarios y no sentirse feliz. Entonces, insisto con mi mirada, que tampoco es la verdad: no pasa por tener, sino por ser. Ser el ser humano que soy, conocerme, aceptarme, aceptar lo que no puedo cambiar y aprender a convivir con los hechos infelices e incomprensibles de la vida. Tomar conciencia cabal del verdadero tamaño que tenemos; somos pequeños ante el misterio de una flor y la grandeza de la vida. Que la felicidad es un camino de autoconocimiento, que acabará en el último instante de vida que tengamos”.

En ese sentido, sostiene que la meditación, la naturaleza y el trabajo interior puede llevarnos a un estado de conciencia en el cual la felicidad no sea un producto de consumo, sino una experiencia de comunión profunda con el hecho de estar vivos y todo lo que implica vivir. “En la vida de cualquier persona existe la alegría y el dolor, situaciones fáciles y difíciles. El problema surge cuando les damos más importancia a las negativas y vivimos las positivas sin disfrutarlas ni valorarlas”.

El coach manifiesta que una persona que sabe ser feliz disfruta plenamente cada momento de alegría, satisfacción o belleza, por simple o pequeño que sea. “Cuando vive una situación dolorosa, la enfrenta de la mejor forma posible. Si puede hacer algo al respecto, lo hace y aprende de lo que le sucede, pero no se queda atorado en el dolor ni en los problemas”.

-Finalmente, ¿qué hacemos para que nuestro país sea más feliz?

-Abente Pfannl: En un estudio internacional resultó que nuestro país era uno de los países en los que los habitantes dicen ser más felices, más allá de los indicadores de pobreza y subdesarrollo que tenemos. Por lo tanto, confirma que la proporción dinero versus felicidad no es relacional. Creo que tenemos muchas fortalezas como sociedad y considero una de ellas tener el sentido del humor, más allá de las “desgracias” que nos pasen. Siempre estamos sacando el lado jocoso de la situación y eso nos beneficia enormemente. El país lo hacemos todos y, como los estados de ánimo son contagiosos, creo que todos aportamos a que se viva en un ambiente más alegre y eso está genial. Con esto no quiero decir que todo lo que nos pasa sea fantástico, pero la actitud con la que miramos hace que sea llevadero.

-Barbero: Vivir es una aventura compleja. Todos, países y personas, somos dinámicos y no estamos aislados. No podemos ser sin que los demás sean y siempre seremos impactados por quienes forman parte de nuestro mundo. Creo que un ser humano que ha hecho un camino de autoconocimiento sabe que vivir implica experimentar de todo un poco, hasta la muerte, que es la experiencia suprema a la que estamos todos destinados. En ese camino habrá experiencias felices, como mirar al hijo que duerme, contemplar un atardecer, lograr una meta... Y más tarde, ese atardecer se va a convertir en noche, ese hijo nos va a confrontar y esa meta ya no nos va a generar aplausos. Vivir de manera completa, paradójicamente, tal vez sea la felicidad más grande.

En fin. Si de verdad deseamos ayudar a construir un mundo mejor, trabajemos con una actitud alegre y comprometida con el entorno. Logremos una cadena irrompible que sume cada vez más eslabones.

¿Qué técnicas aumentan nuestra felicidad?

Abente Pfannl dice que se puede buscar la felicidad de muchas maneras, como comer chocolate, enamorarse, hacer ejercicio físico regular, meditar, hacer yoga, cantar, bailar, escuchar música, darse una ducha, pintar, reír, realizar una actividad de voluntariado, etc. “Cada persona debe descubrir qué actividades le generan mayor satisfacción (secreción de hormonas de la felicidad) y buscar realizarlas con mayor frecuencia”.

Al respecto, Barbero reflexiona lo siguiente: “Pensamos que ser felices significa vivir en el éxtasis todo el tiempo y, obviamente, esto es imposible. La vemos como un fin cuando en realidad es un proceso, algo que se vive día a día y momento a momento. Pensamos que está fuera de nosotros, cuando en realidad viene de adentro”.

Podemos hablar de tres niveles:

1. El primero está relacionado con la sensación de bienestar general que tenemos como resultado de vivir momentos placenteros, relacionados con aspectos de la vida diaria, como estar con amigos, disfrutar una película o un buen libro, etc.

2. El segundo es cuando nos "metemos" en la actividad que estamos haciendo y todo lo de alrededor deja de existir, lo que nos permite vivir una paz y bienestar muy especial.

3. El tercer nivel es la felicidad que surge de vivir una vida plena de sentido y significado, dedicada a una causa de ayuda a otras personas.

Cuando nuestra vida tiene un sentido de este tipo, no por el beneficio o reconocimiento que obtenemos, sino por nuestra motivación interna, nuestra felicidad se mantiene a pesar de los problemas y el sufrimiento que encontramos en nuestro camino.

Este nivel es mucho más difícil de alcanzar como forma de vida, pero podemos hacerlo en pequeños momentos, olvidándonos de nosotros mismos para entregarnos a alguien más.

ndure@abc.com.py

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